En "Lo que el viento se llevó" (1939) una de las películas más importantes de todos los tiempos, vemos la lucha entre Vivian Leigh y Clark Gable. Si bien está ambientada en una época anterior, la Guerra de Secesión, expone verídicamente cuál era la visión de Hollywood de la relación de pareja. Por un lado encontramos a la mujer hermosa y sensual (pero no tanto tampoco), que debe preocuparse extremadamente por su físico (debe usar corsé apretado y comer poco), amar a su país, y no tener mucho carácter para poder casarse.
Además, la imagen femenina se encuentra firmemente asociada a la procreación, si una mujer no puede dar a luz, podría perder al marido. Entonces Scarlett O´Hara no está de acuerdo con lo que la sociedad le exige: "Para pescar marido hay que hacer tonterías". Se trata de una mujer fuerte y de carácter, por lo que a pesar de su hermosura es candidata a la soltería.
Clark Gable, por su parte es "Rhett Butler" sureño que tiene mala fama, lo echaron de la academia militar, es cliente asiduo de prostíbulos, en la guerra se dedica a comerciar y escandalosamente salió a dar un paseo a solas con una muchacha y no se casó con ella (a pesar que no pasó nada íntimo), por lo que queda claro de que se trata de alguien que no está de acuerdo con los convencionalismos. Es un hombre poco honorable, la consigna de la época y del sur norteamericano de aquella época.
Como buena representante de su época, en esta película se aprecia en el tobillo de Vivian Leigh el término de la ropa interior larga. La lencería, la mujer debía usarla, pero los hombres, sólo en la intimidad del matrimonio podían tener acceso a la vista de ella (y aún no siempre), y cuando Gable comete la imprudencia de verle la pierna y mencionarlo, es tratado como "grosero". Hay cosas que se pueden ver, pero no se las puede mencionar, tal como se queja Gable.
Asimismo, la imagen de mujer es la de aquella altruista que se sacrifica, o lo puede hacer si es necesario, por su familia o por una causa superior a ella (una suerte de "la patria es más importante que los individuos"). Ella es más que una mujer común, ya que se sale de lo prescrito rígidamente en las pautas sociales como "el comportamiento correcto de una mujer", pero sin embargo, como se trata finalmente de una mujer, hay cosas (muchas) que no puede realizar, por lo que debe obtener la ayuda de un hombre, especialmente de un hombre que esté dispuesto a llegar más allá de lo que estarían los hombres comunes. Siempre termina Gable rescatándola de los problemas y ofreciéndole pañuelos. El hombre, como tal, debe ser un caballero para algunas cosas, pero cuando él la besa, sin su consentimiento expreso, él no es un caballero. Se trata de un hombre que vive con un concepto del honor y del bien distinto al establecido socialmente, y de una mujer que es inconsecuente.
Si bien ella tiene éxito con los hombres y se casa dos veces (la primera no consuma el matrimonio y en la segunda solamente tiene relaciones con el marido una vez), solamente se enamora de un hombre que está enamorado de otra, por lo que es un amor imposible y de Rhett Butler, quien no cae en su juego y termina dominándola (a modo de la fierecilla de Shakeaspeare). Los hombres necesitan mujeres más débiles para reafirmar su hombría, salvo él, que es tan masculino que la derrota. "Sinceramente querida -dice al final cuando la deja- me importa un bledo".
Para una mujer atípica, un hombre sin honor.
Coetánea a "Lo que el viento se llevó" es "Ninotchka", uno de los films clásicos de Greta Garbo, en donde ella encarna a una agente rusa (ex sargento de la primera guerra mundial), una mujer inexpresiva, fría y escueta, que se siente un pequeño engranaje de la revolución.
Como contraparte Melvyn Douglas es "León" un soltero vividor, playboy de los años treinta y de alta alcurnia a pesar de premuras económicas. Un hombre que vive en el filo de la navaja entre el honor y la sinvergüenzada, entre ser un Don Juan o un gigoló.
Nuevamente es el varón el que debe tomar la iniciativa para doblegar la voluntad de su compañera. En este caso, debe derretir la frialdad glacial de la Garbo. El modelo de rol femenino de la mujer que no es dueña de casa de la época: para triunfar en un mundo de hombres, debe despojarse de su corporalidad para ser una igual en el plano espíritu-intelectual. Como al fin y al cabo se trata de una mujer, débil por naturaleza, la defensa de la despersonalización del cuerpo será inútil cuando aparezca el hombre indicado, experto conocedor de las artes amatorias y de los puntos débiles de la coraza femenina. La mujer podrá resistirse un poco más o un poco menos, pero desde el principio sabrá de la inevitabilidad de la derrota: ella sucumbirá ante él. El comienzo del fin de la frialdad comienza cuando él logra que Ninotchka se ría de unos chistes que él le contó. Él la derrite. Ella se compra un sombrero que vendían en el hotel y se lo prueba y luce en secreto y para callado, se siente por primera vez en su vida lujuriosamente femenina… el sombrero le produce un placer casi fetichista. Sin embargo ella debe regresar a la Unión Soviética, pero está cambiada de manera definitiva. Como a él no lo dejan entrar, hace que una nueva misión económica en Turquía sufra percances, y cuando la mandan a ella se reencuentran y él la obliga a quedarse. Él dictamina el final.
Otra película exitosa de esta década es "Sucedió una noche" ("It happened one night"), también ilustra claramente (incluso expresa y metafóricamente) la inutilidad de la defensa femenina ante la inevitabilidad de la sumisión frente a los requerimientos masculinos.
Nuevamente se presenta a Clark Gable ("Peter") en sus roles de hombre sobre protector, vividor y experimentado. Claudette Colbert ("Ellie") es la contrapartida, una mujer hermosa, rica heredera, malcriada, que quería ser independiente pero era indefensa e ingenua.
Con una protagonista que en un principio es inocente sexualmente y recatada, al transcurrir del viaje hacia New York, va aprendiendo de Peter las cosas de la vida, tales como pedir favores en vez de pagar por servicios, cómo hacer dedo (aunque ella con mostrar sus piernas lograba mejores resultados), y el compartir piezas de moteles para abaratar los costos (él ponía una frazada en medio de la habitación a modo de biombo, eran "las murallas de Jericó").
Una noche él abre su corazón y le habla de todos sus sueños e ideas para el futuro (la típica casita blanca idílica norteamericana, los hijos, etc.), en el fondo, los hombres, por muy vividores, rudos y poco cariñosos que sean, tienen sentimientos, emociones y quieren establecerse seriamente. Esto, obviamente no sucede de la noche a la mañana y sin motivo, para que el hombre de esta época muestre su lado sensible es necesario que una mujer lo "ablande" y saque el consabido eslogan: "En el fondo los americanos son dulces".
Todo termina en un motel, en donde los dueños conversan de la extraña pareja que llegó a alojar y les pidió una trompeta de juguete. Luego, suena una trompeta y al interior de una habitación, una metafórica muralla de Jericó cae.
Las actrices fuertes de carácter de los treinta producirán una gran influencia en las mujeres de la época, las cuales deberán asumir un rol protagonista en las actividades industriales y productivas que la segunda guerra mundial les exigirá. Y serán estas las mujeres que inspirarán un par de años después a los soldados a pelear y a ganar, para casarse con las hijas del vecino.
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