28 de septiembre de 2012

LAS ZONAS ERÓGENAS MASCULINAS


Se ha escrito mucho sobre las emociones y hábitos sexuales de la mujer, pero muy poco, comparativamente, acerca del varón. Esto no es sorprendente dado que, desde el punto de vista de la psicología y la estructura física, la mujer es, por mucho, el más interesante y complejo de los sexos. El hombre, en cambio, es una máquina sexual relativamente simple, que corre sobre un solo riel y hacia una sola dirección. En lo que atañe a las emociones sexuales que los impulsan, sus capacidades para satisfacerse y para dar satisfacción, todos los hombres podrían haber sido confeccionados y despachados por la misma línea de montaje.

Un hombre ve a una mujer y en la mayoría de los casos, inmediatamente puede desearla. En un minuto puede llegar a tener automáticamente una erección, en dos minutos puede experimentar el orgasmo, y en tres minutos puede estar profundamente dormido. Tal es el esqueleto de su carácter sexual. Los hombres varían, por supuesto, pero sus variaciones son leves, y sólo se producen las que puede esperarse que se produzcan. Por consiguiente, hay poco que decir sobre la conducta sexual del hombre normal.

Es cierto, que como la mujer, casi toda zona del cuerpo masculino, un contacto con el de su pareja, inducirá el deseo. Específicamente, responden al contacto oral, el cuello, la boca, el pecho, la cintura, las ingles, los genitales y la cara interior de ambos muslos, aunque para todos los fines prácticos tiene solamente dos, la boca y el pene. 

26 de septiembre de 2012

DESCUBRE EL PUNTO G FEMENINO Y MASCULINO (II)


La próstata incita al hombre al orgasmo. Sin embargo, él no puede estimularse a sí mismo tan fácilmente, ya que su punto G está dentro del recto, por lo tanto será necesaria tu colaboración:

- Podrás sentir la forma de nuez que tiene la próstata si introduces con toda suavidad y delicadeza un dedo por el conducto anal y lo guías a través de su pared frontal.
- Aproximadamente a cinco centímetros presionas hacia adelante, es decir, hacia su pene hasta notar el pequeño abultamiento a esa altura.
- La posición que facilitará esta actividad es estando él acostado boca arriba con las rodillas contra el pecho, que para él será más excitante si tú lo pones en esa postura e inicias la exploración.
- Dale un suave y pausado masaje hasta que lo hagas llegar al orgasmo, que será mucho más intenso que uno normal.
- Es importante insistir en que es sumamente delicado emplear el tacto en la zona anal, pues es un tejido muy susceptible de lastimarse si lo no lo haces con sutileza o si no empleas un lubricante.
- ¿Quieres que él goce el doble? Prodúcele un mayor placer estimulando su punto G al mismo tiempo que le practicas sexo oral o cuando él te esté penetrando.

Es muy importante que antes tengas en cuenta los siguientes consejos:

- Evita molestias o heridas teniendo las uñas bien recortadas.
- Usa guantes de látex o un preservativo para una mayor protección.
- Aplica en el dedo un lubricante a base de agua que encontrarás en cualquier farmacia.
- Antes de introducirlo, toca suavemente la parte externa del ano, haciendo círculos.
- Introduce la punta del dedo un centímetro dentro del conducto anal y gíralo pausadamente haciendo círculos en su interior.
- Pregúntale a cada instante qué sensaciones que le produce cada movimiento.

21 de septiembre de 2012

DESCUBRE EL PUNTO G FEMENINO Y MASCULINO (I)


Como seguramente ya sabes, el punto G femenino forma parte de tu anatomía y es un tejido que se encuentra en la pared frontal de la vagina, a aproximadamente cinco centímetros de su entrada.
Es sumamente sensible porque está rodeado de terminaciones nerviosas y la mejor manera de estimularlo es explorarlo y tocarlo, o tener una penetración por detrás durante el acto sexual.
Este enigmático y pequeño espacio de la anatomía femenina, se considera el foco de la máxima excitación en la mujer. Es una masa compuesta por nervios, situada a dos o tres pulgadas de la entrada de la vagina, y de forma parecida a un fríjol. Su tamaño es, aproximadamente, el de una moneda mediana, aunque su localización y dimensión, pueden variar entre una mujer y otra.
Descubrir el Punto G, sin embargo, no es una tarea fácil, por lo que algunas mujeres llegan a creer que no lo poseen. Aquellas que sí lo han encontrado, dicen disfrutar mucho la posición de “perrito” durante el acto sexual, ya que le permite al pene del hombre, un mejor acceso a la pared del frente de la vagina, donde se encuentre dicho punto. Una presión firme, un ritmo rápido y mucha fricción, facilitarán el logro del orgasmo del Punto G. Es curioso cómo muchas mujeres, sienten una sensación parecida al deseo de orinar, cuando se comienza a estimular el punto, por lo que te recomendamos ir al baño antes de comenzar a hacer el amor. Es posible, además, que eyacules una pequeña cantidad de un líquido blanco o transparente, cuando llegues al clímax. Tal vez, a tu pareja y a ti, les cueste un poco de trabajo encontrar el “mágico Punto G” pero sin embargo, vale la pena, pues podrán adicionar placer, experiencia y nuevas sensaciones a la relación sexual. Así que, ¡inténtalo! ¡No pierdas la oportunidad de experimentar un nuevo tipo de orgasmo!
Sin embargo, en años recientes se ha descubierto que el hombre también cuenta con un ‘sitio estratégico’ de sensibilidad extrema que si se sabe explorar, puede ser estimulado para desencadenar orgasmos de dimensiones no experimentadas.
Muchos hombres no quieren descubrir este punto por considerarlo antihigiénico o por miedo a perder algo de su masculinidad, pero la realidad es que quienes lo han probado no dudan en repetir esta experiencia extremadamente satisfactoria.
Se le ha llamado el punto G masculino, aunque en realidad se trata de la próstata, una glándula que genera el líquido seminal que transporta a los espermatozoides.

19 de septiembre de 2012

LAS ZONAS ERÓGENAS FEMENINAS (III)


La parte interior de los muslos: Piensa en el interior de sus muslos como el pasadizo a sus órganos sexuales. Al masajear la parte interior de sus muslos los labios vaginales se mueven, lo que a su vez estimula su clítoris.
Su excitación aumenta con la expectativa, así que excítala, después aléjate un momento. Utiliza objetos inusuales, como ponerte un guante de piel, o prueba colocar un vibrador entre sus muslos para acelerar su pulso.

Los pies: Los pies y dedos de los pies están llenos de terminaciones nerviosas, lo que los convierte en una de las zonas más sensibles de su cuerpo. Desliza una prenda de seda entre sus dedos y por sus pies.
Vierte miel sobre sus pies de modo que le haga cosquillas entre los dedos, luego lámela moviendo la lengua para arriba, para abajo, y de costado.

La ingle: Con la palma de tu mano presiona toda su zona genital, alterando tu ritmo y presión. Luego imagínate un reloj: Con su clítoris a las 12, coloca tus dedos a las 4 y a las 8, donde se encuentran nódulos nerviosos muy sensibles. Acaríciala con movimientos circulares y lentos.
Gradualmente estimúlala más directamente a ambos lados del clítoris. Luego desliza tu lengua de las 6 a las 12, pasando por encima del clítoris. Luego coloca tus labios alrededor del clítoris y disfrútalo.

El perineo: Todo lo original es excitante. La zona entre el ano y la vagina (el perineo) es normalmente territorio inexplorado, por lo que aventurarse hacia ahí es tan excitante. Además, el perineo está lleno de terminaciones nerviosas, ya que es de la misma piel que los labios vaginales. Aquí puedes acariciarla suavemente de arriba abajo.

17 de septiembre de 2012

LAS ZONA ERÓGENAS FEMENINAS (II)

La espalda: En la espalda se encuentra una alta concentración de terminaciones nerviosas. Desliza suavemente las uñas a lo largo de la espalda de tu pareja., con movimientos lentos y delicados. Acariciar la espalda de tu pareja con una pluma puede ser muy excitante también.
La zona superior de los glúteos es una de las más sensibles. Hazle a tu pareja un masaje justo ahí, y verás cómo la tensión en su espalda se disipará, permitiendo que más sangre fluya libremente hacia sus órganos sexuales.
Cúbrete con aceite para masajes, y deslízate sobre ella (echada boca abajo), hasta estar completamente echado encima de ella. Acaricia su espalda con tu barriga Luego gira hasta que estén espalda con espalda, siempre tú sobre ella. Deslízate de tal modo que tus glúteos estén en contacto con los de ella, luego continúa hasta que esté sobre la curva de su espalda. Muévete suavemente en un masaje de piel contra piel.

Los senos: No vayas directo a sus pezones. Presta atención a la zona de los costados de los senos y entre ellos. Usa las palmas de tus manos para hacer movimientos circulares sobre sus senos. 
Practica: Coloca una uva entre tus dientes y muévela con la lengua. Cuando puedas hacerlo sin romper la cáscara, quiere decir que ya sabes cuál es la cantidad exacta de presión que debes ejercer sobre sus pezones para causarle el mayor placer.
Puedes probar con deslizar un cubo de hielo sobre sus pezones, luego soplar y besarlos.

El estómago: Empieza por sus costillas creando una sensación de electricidad estática al colocar tu mano un centímetro por encima de su estómago, sin tocar su piel. Ella sentirá el calor de tu piel. Cuando ella menos lo espere, desliza tus dedos por su estómago.
Cuando cierre los ojos concéntrate en la parte inferior de su abdomen y acaríciala con la punta de un pincel o brocha de maquillaje en lugares inesperados. Una de las formas más fáciles de excitar a tu pareja es sensibilizándola con una combinación de caricias que se alejen lo más posible de la rutina.

Los glúteos: Siempre que hagas comentarios agradables acerca de su trasero mientras juegas con él, considéralo una zona certera para el preámbulo a hacer el amor. Cuando ejerces presión en el trasero de tu pareja estás empujando su área pélvica hacia delante, lo que ejerce placentera presión en su pelvis.
Puedes darle suaves palmadas, a un ritmo acelerado con las palmas o costados de tus manos. También puedes practicar otro tipo de estímulo erótico como mordisquear sus glúteos, lo que quiere decir acariciarlos con los dientes, no romperle la piel.

14 de septiembre de 2012

LAS ZONAS ERÓGENAS FEMENINAS (I)


A continuación presentamos una breve guía de las principales zonas erógenas en la mujer:

El cabello: Al jugar con el cabello de tu pareja se pueden producir diversas sensaciones de placer. Empieza deslizando suavemente los dedos entre su cabello, aplicando diversos niveles de presión sobre la cabeza de tu pareja.

El pensamiento: Las fantasías por sí mismas pueden producir el orgasmo en algunas mujeres. Para generar pensamientos eróticos, tu pareja debe decirte qué zonas le gustaría que sean tocadas, acariciadas y besadas. De esa forma, a través de sus deseos y sus gestos puedes saber si estás en el 'camino correcto'. 
Otra forma de estimular tu pareja es diciéndole lo bien que se ve, su agradable olor y lo bien que te sientes al acariciarla.

Los oídos: Los oídos tienen una serie de terminaciones nerviosas dentro y alrededor del mismo. Esas terminaciones nerviosas hacen que los oídos sean altamente sensibles. Para una adecuada estimulación es recomendable que le hagas a tu pareja un suave masaje con las yemas de los dedos, alternando con suaves caricias con los labios y la lengua. 
La estimulación de la parte trasera de los oídos es especialmente agradable y puede ser combinada con ligeros soplidos y respiración en dicha zona.

La boca: Los labios son una de las zonas más sensibles del cuerpo, en particular el labio superior y la piel que se encuentra entre el labio y la nariz. Acércate lenta y delicadamente. Es recomendable ir besando alternadamente el labio superior y luego el inferior. Al mismo tiempo humedece toda esta área, desplazando la lengua alrededor de toda esa zona.
Un juego divertido y estimulante es el de rozar suavemente la punta de la lengua con la punta de la lengua de tu pareja.

El cuello: La mayor parte de la tensión y el stress se acumulan en la zona del cuello. Un masaje es especialmente relajante y estimulante. Logra liberar tensiones y mejora el estado de ánimo para un contacto íntimo con la pareja.
En la parte trasera del cuello hay finos vellos que al ser tocados delicadamente, o tal vez con soplar un poco de aire en ellos se puede producir una sensación muy agradable.

10 de septiembre de 2012

HISTORIA DEL FEMINISMO (II)


A mediados del siglo XIX comenzó a imponerse en el movimiento obrero el socialismo marxista, que articuló la llamada “cuestión femenina” en su teoría general de la historia y ofreció una nueva explicación del origen de la opresión de las mujeres y una nueva estrategia para su emancipación. Tal y como desarrollo Friederich Engels en “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, el origen de la opresión de las mujeres no estaría en causas biológicas, sino sociales. En concreto, en la aparición de la propiedad privada y la exclusión de las mujeres de la espera de la producción social. En consecuencia, de este análisis se sigue que la emancipación de las mujeres irá ligada a su retorno a la producción y a la independencia económica.     
A finales de los años sesenta, los valores que habían sostenido las ideologías liberales en el mundo capitalista comenzaron a desintegrarse y surgieron una serie de movimientos que ampliaron y radicalizaron la confrontación entre clases sociales. La opresión de las mujeres se desarrollaba en el hogar, que seguía siendo su ámbito prioritario de actuación, y en el trabajo con situaciones laborales discriminatorias a pesar de las leyes de igualdad, y por supuesto en una situación de desigualdad de oportunidades profesionales. Junto a esto, las mujeres de finales de los sesenta comprendieron que su sexo se había convertido en el elemento manipulable de la sociedad consumista, que las convertía y las convierte en objetos de y para el consumo. La sociedad occidental ha llevado hasta el extremo la degradación social del ama de casa y la nueva libertad sexual, no es mas que un engaño, puesto que el cuerpo femenino se convirtió en objeto de explotación para la libertad masculina. 
Simone de Beauvoir constituye un brillante ejemplo de cómo la teoría feminista supone una transformación revolucionaria de nuestra comprensión de la realidad, y es que no hay que infravalorarlas dificultades que experimentaron las mujeres para descubrir y expresar los términos de su opresión en la época de la “igualdad legal”. Estas dificultades fueron expresadas por la estadounidense Betty Friedan, cuando dijo que el problema de las mujeres , es “el problema que no tiene nombre”, y el objeto de la teoría feminista, fue justamente el de nombrarlo. Betty Friedan contribuyó a fundar la Organización Nacional para las Mujeres, una de las organizaciones feministas más importante de Estados Unidos.
Las mujeres descubrieron que dentro del seno de los grupos radicales pacifistas en los que muchas participaban pervivía la más antigua y arraigada de las opresiones: la de las mujeres. El nuevo feminismo, el feminismo radical por las multitudinarias marchas y manifestaciones y por los lúcidos actos de protesta y sabotaje que ponían en evidencia el carácter de objeto y mercancía de la mujer en el patriarcado.
Según el exhaustivo análisis de Echols, el feminismo radical estadounidense habría evolucionado hacia un nuevo tipo de feminismo para el que utiliza el nombre de feminismo cultural. Mientras que el feminismo radical lucha por la superación de los géneros, el cultural lo hace afianzándose en la diferencia. Dentro de la tipología establecida por Echols, encontramos el Feminismo Cultural estadounidense que engloba según éste, las distintas corrientes que igualan la liberación de la mujer, con el desarrollo y la preservación de una contracultura femenina: vivir en un mundo de mujeres para mujeres. Esta contracultura exalta el “principio femenino” y sus valores y denigra lo “masculino”. También encontramos dentro de la tipología de feminismo de la diferencia, el Feminismo Francés de la Diferencia, que utiliza la herramienta psicoanalítica como forma de exploración del inconsciente, y lo utiliza a modo de privilegio para la reconstrucción de una identidad propia; y el feminismo Italiano de la Diferencia muy influido por el francés y el feminismo cultural estadounidense. que siempre mostró su disidencia respecto a posiciones mayoritarias del feminismo italiano; critican el feminismo reivindicativo por victimista y  por no respetar la diversidad de la experiencia de las mujeres. A cambio proponen trasladarse al plano simbólico y que sea en éste donde se produzca la efectiva liberación de la mujer, del “deseo femenino”
Tras las manifestaciones de fuerza y vitalidad del feminismo y otros muchos movimientos durante la década de los 70, los años 80 se presentador bastante conservadores, en parte por el triunfo de líderes ultraconservadores y en parte por el agotamiento de las ideologías que surgieron en el siglo XIX, todo esto unido al derrumbamiento de los estados socialistas. Aún así el feminismo no desapareció, ni mucho menos, pero si sufrió grandes transformaciones. Los cambios cosechados provocaron una aparente merma de la capacidad de movilización de las mujeres, en torno a las reivindicaciones feministas, sin embargo, esto no significa un repliegue en la constante lucha por conseguir las reivindicaciones feministas. A parte de la imprescindible labor de los grupos feministas de base, ha tomado progresivamente fuerza lo que ya se denomina feminismo institucional. Este tipo de feminismo reviste diferentes formas en los distintos países occidentales: desde los pactos  interclasistas de mujeres, a la formación de grupos de presión, hasta la creación de ministerios o instituciones interministeriales , como es el caso en nuestro país del instituto de la mujer creado en 1983.
En definitiva, los grupos de base, el feminismo institucional y la pujanza de la teoría feminista, más la paulatina incorporación de las mujeres a puestos de poder y a tareas emblemáticamente varoniles, han ido creando un poso femisnista que simbólicamente se cerro con la declaración de Atenas de 1992, donde las mujeres mostraron su claro deseo de firmar un nuevo contrato social y establecer una democracia partitaria.

7 de septiembre de 2012

HISTORIA DEL FEMINISMO (I)


El movimiento femenino “moderno” nació en los albores de la lucha por la igualdad y la emancipación, inmediatamente después de la independencia de EE.UU y de la Revolución Francesa, y  las demás revoluciones burguesas que plantearon como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y de las libertades y derechos políticos.
La revolución francesa al igual que otras revoluciones, marcaban como objetivo primordial, la consecución de la igualdad jurídica y de libertades y derechos políticos. Pero pronto surgió la gran contradicción que marcó los inicios de las primeras luchas feministas: los logros conseguidos durante la revolución no afectaron a las mujeres, a pesar de representar éstas la mitad de la población en lucha por la libertad. En esta revolución veremos aparecer además del fuerte protagonismo de las mujeres en los sucesos revolucionarios, la aparición de las más contundentes demandas de igualdad sexual por parte de éstas. La convocatoria de los Estados Generales por parte de Luis XVI se constituyó en el prólogo de la revolución. Los tres estados – nobleza clero y pueblo- se reunieron a redactar sus quejas para presentarlas al rey. Las mujeres quedaron excluidas y comenzaron a redactar las suyas propias. Con ello las mujeres, que se nombraron “el tercer Estado del tercer Estado” mostraron tener cara conciencia de ser un colectivo oprimido, y de cómo son éstos distintos estamentos los creadores y mantenedores de esta situación. En 1972, la inglesa Mary Wollstonecraft redactará en pocas semanas la famosa “Vindicación de los derechos de la mujer” donde  se revindicaba el acceso a una educación semejante a la de los hombres. para de esta manera desarrollar su propia independencia económica accediendo a actividades remuneradas. De esta manera las mujeres que habían comenzado exponiendo sus reivindicaciones en los cuadernos de quejas, acabaron afirmando orgullosamente sus derechos. 
Sin embargo la Revolución Francesa supuso una seguramente inesperada derrota para la lucha feminista, ya que en 1794 se prohibió explícitamente la presencia de las mujeres en cualquier actividad política, guillotinando y mandando al exilio a las que habían sobresalido en su participación política.
La Revolución Industrial hace que el papel de la mujer quede aún más marginado que antes, tanto en su papel como esposa, como en el de madre. Las tareas domésticas, al no generar beneficios, se consideran no productivas. La mujer pierde prestigio en el mundo artesanal, comercial y agrícola, que antes había compartido con el hombre. La degradación de las mujeres coincide con la destrucción del clan comunitario y su sustitución por la sociedad clasista y sus instituciones: la familia patriarcal, la propiedad privada y el estado.
El nuevo sistema económico capitalista incorporó a las mujeres proletarias al trabajo industrial, pero en la clase burguesa fue completamente diferente, las mujeres quedaron enclaustradas en el hogar sin ninguna labor reconocida, lo que las llevo a experimentar con creciente indignación su situación de propiedad legal de los maridos y su marginación de la educación y profesiones, marginación que en muchas ocasiones conducía en caso de no contraer matrimonio, a la pobreza. En este contexto, las mujeres comenzaron a organizarse en tornos al la reivindicación del derecho al sufragio. Pero tendría que pasar la Primera Guerra Mundial y llegar el año 1928 para que las mujeres inglesas fueran las primeras en conseguir el voto en igualdad de condiciones.

5 de septiembre de 2012

LA VIOLENCIA DE GÉNERO


La violencia contra la pareja se produce en todos los países, en todas las culturas y en todos los niveles sociales sin excepción, aunque algunas poblaciones (por ejemplo, los grupos de bajos ingresos) corren mayor riesgo que otras. Además de las agresiones físicas, como los golpes o las patadas, este tipo de violencia comprende las relaciones sexuales forzadas y otras formas de coacción sexual, los malos tratos psíquicos, como la intimidación y la humillación, y los comportamientos controladores, como aislar a una persona de su familia y amigos o restringir su acceso a la información y la asistencia.
Aunque las mujeres pueden agredir a sus parejas masculinas y también se dan actos violentos en parejas del mismo sexo, la violencia de pareja es soportada en proporción abrumadora por las mujeres e infligida por los hombres. En 48 encuestas de base poblacional realizadas en todo el mundo, entre el 10% y el 69% de las mujeres indicaron haber sido objeto de agresiones físicas por parte de una pareja masculina en algún momento de sus vidas.
La mayoría de las víctimas de agresiones físicas se ven sometidas a múltiples actos de violencia durante largos periodos y suelen sufrir más de un tipo de maltrato. Por ejemplo, en el Japón, un estudio basado en 613 mujeres maltratadas demostró que menos del 10% de ellas sufrieron únicamente violencia física, y que el 57% habían padecido maltrato físico y psíquico, y abusos sexuales. En un estudio realizado en México se comprobó que aproximadamente la mitad de las mujeres que habían sido víctimas de agresiones físicas habían sufrido también abusos sexuales por parte de su pareja.
En todo el mundo, los hechos desencadenantes de la violencia son muy similares en las relaciones en las que existe maltrato.
Entre ellos se cuentan la desobediencia o las discusiones con la pareja masculina, preguntarle acerca del dinero o de sus amistades femeninas, no tener la comida preparada a tiempo, no cuidar satisfactoriamente de los niños o de la casa, negarse a mantener relaciones sexuales, y la sospecha del varón de que la mujer le es infiel.
Son muchos los factores que se han relacionado con el riesgo de que un hombre agreda físicamente a su pareja. Entre los factores individuales destacan en muchos estudios los antecedentes de violencia en la familia del varón (sobre todo el hecho de haber visto golpear a su propia madre) y el abuso del alcohol por parte de éste. A nivel interpersonal, los indicadores más constantes de la violencia de pareja son los conflictos o la discordia en la relación y un bajo nivel de ingresos. Hasta el momento, no se sabe con certeza por qué los bajos ingresos elevan el riesgo de violencia. Puede deberse a que los bajos ingresos proporcionan un motivo fácil de discordia conyugal o dificultan a la mujer el abandono de relaciones violentas o insatisfactorias por otras razones. Puede ser también consecuencia de otros factores que acompañan a la pobreza, como el hacinamiento o la desesperanza.
Las mujeres son particularmente vulnerables al maltrato infligido por la pareja en las sociedades en las que existen importantes desigualdades entre hombres y mujeres, rigidez en los roles de los géneros, normas culturales que respaldan el derecho del hombre a mantener relaciones sexuales con independencia de los sentimientos de la mujer y sanciones blandas para estos comportamientos. Estos factores pueden determinar que para una mujer sea difícil o peligroso abandonar una relación en la que se producen malos tratos. Y ni siquiera cuando lo hace queda garantizada su seguridad, ya que la violencia puede a veces continuar, e incluso agravarse, después de que una mujer ha abandonado a su pareja. Este tipo de situación se observa en todos los países.

Fuente: Publicado en español por la Organización Panamericana de la Salud para la Organización Mundial de la Salud.

3 de septiembre de 2012

LOS NIÑOS Y EL DIVORCIO


Los padres que se están divorciando se preocupan a menudo acerca del efecto que el divorcio tendrá en sus hijos. Los padres se preocupan principalmente por sus propios problemas, pero a la vez están conscientes de que son las personas más importantes en la vida de sus hijos.
Los padres se pueden sentir o desconsolados o contentos por su divorcio, pero invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Algunos padres se sienten tan heridos y abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos. Los hijos no pueden entender el divorcio y los padres deben explicarles lo que está pasando, cómo se afectan y cuál será su suerte.
Los niños pueden creer que son la causa del conflicto entre sus padres. Muchos niños tratan de hacerse responsables de reconciliar a sus padres y muchas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. La pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio puede hacerlos vulnerables a enfermedades físicas y mentales.
Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistentes en sus hijos. Estas señales pueden incluir la falta de interés en la escuela, por los amigos o aún al entretenerse. Otros indicios son el dormir muy poco o demasiado y el ser rebeldes y argumentativos con los familiares.
Los niños han de saber que su mamá y su papá seguirán siendo sus padres aún si el matrimonio se termina y los padres no viven juntos. Las disputas prolongadas acerca de la custodia de los hijos o el presionar a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá le pueden hacer mucho daño a los hijos y puede acrecentar el daño que les hace el divorcio.
La continuación de la obligación de los padres por el bienestar de los hijos es vital. Si el niño parece tener indicios de estrés, los padres deben consultar con su médico de familia o pediatra para que lo refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes. El psiquiatra podrá evaluar y darle tratamiento al niño para aliviar las causas del estrés. Además, el psiquiatra podrá aconsejar a los padres ayudándolos a minimizar los problemas que causa el divorcio en la familia.

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