Con posterioridad a la Gran Guerra, el público quedó más cercano a las experiencias fuertes y realistas que las idílicas fantasías de los cineastas de la década anterior. En estos años se da una suerte de liberación sexual en el cine. En los principios de la década observamos cómo la relación de pareja todavía debía ser recatada y seguir los pasos que la sociedad formalmente había establecido para su conformación como tal. Vemos, por ejemplo, a Clara Bow enamorada de su jefe, un hombre soltero, apuesto, elegible, pero aún así, al llegar a la noche a su casa en el auto de él, cuando éste se acerca a darle un beso de despedida, ella lo abofetea. La mujer, claramente debía que ser contradictoria (al menos exteriormente), podía querer algo o a alguien, pero si quería ser respetada socialmente como una dama, debía hacerse la que no.
Avanzando unos años en esta década, observamos como argumento la eterna lucha entre la moral férrea y la libertad, y los protagonistas de "Woman of the World", se ven inmersos en este drama. En un pequeño pueblo de Estados Unidos, vive un fiscal y líder de la comunidad que se opone a los vicios de le época, el alcohol, la liberación femenina y otros males. Pola Negri representa a una mujer de mundo, que viene de Europa y al llegar a este pueblo, es impelida por el fiscal para que abandone sus malos hábitos de mujer de la vida (fuma en público) porque va a pervertir al resto de las mujeres del pueblo. Ella lo desafía públicamente al echarle una bocanada de humo a la cara. Después de numerosos avatares, ella no aguanta la presión y va donde está él reunido con todos los hombres del pueblo y lo golpea en la cara con un látigo. Él sufre estoicamente el dolor como penitente para pagar el sufrimiento que le causó a ella, luego la toma en sus brazos y para escándalo de los demás, la besa.
El modelo del protagonista masculino sigue conservando las características centrales de la década anterior, por lo menos hasta la llegada y masificación del sonido (1926), que produce entre otros la desaparición de pantalla de actores de buena presencia, masculinos pero de voces femeninamente agudas. De ese modo, se agrega al cóctel de atributos masculinos un cierto tono de voz grave, sensual y deseable.
En esa época el prototipo de hombre por sobre los demás era Rodolfo Valentino. Prueba de su influencia en la época fue que su temprana desaparición provocó el suicidio de muchas mujeres, así como furor, histeria colectiva, tumultos y manifestaciones públicas de dolor y congoja. Las mujeres habían perdido en él al hombre que con su penetrante mirada conocería sus más secretas ilusiones (incluso fantasías eróticas en lugares idílicos) y más oscuros sentimientos animales… y las haría sucumbir ante ellos. Aquel hombre que las elegiría únicamente a ellas, a pesar de ser capaz de elegir y obtener a cualquier otra. Los hombres, habían perdido a ese aventurero que debía encontrarse en el fondo de todos los corazones, aquel ante el cual no había voluntad femenina capaz de resistir y que era, si quería, capaz de formar un harem de bellas mujeres. El modelo tipo "Valentino", a fin de cuentas, redimía al amor tradicional, porque siempre terminaba quedándose con una solamente, a pesar de otras posibilidades. Era un Don Juan de presencia, actitud y mirada más que de palabras. No había necesidad de nombrar nada, las palabras sobraban. Esto último trascendió al iniciarse el sonido, habían cosas de las cuales todos sabían o hablaban, pero nadie las mencionaba por su nombre, al menos en pantalla… habían cosas que no debían decirse, entonces, tampoco en la vida real, a pesar de ser adultos o estar casados. En esta década se comienza a hablar solapada y encubiertamente en pantalla de sexo, bajo el eufemismo de "eso", y "eso" era además "pasarlo bien" (hecho bastante distinto al énfasis puesto en la procreación por sobre el placer).
En el caso del modelo femenino, hay un cambio crucial, la mujer común norteamericana, en principio identificada con la protagonista buena e inocente, debió enfrentarse al menos indirectamente con la guerra y la cruel realidad que ésta trajo a los hogares. Con el transcurrir de la década, poco a poco se va haciendo menos inocente, es más audaz y desinhibida, incluso se hace un poco más mala (pero no tanto), por lo que en ella se plasman ambos roles de la década anterior, ocupa ella sola ambos nichos y condena a la vampiresa a desaparecer y extinguirse. El mercado había actuado. La mujer debía ser lo suficientemente audaz como para conquistar y seducir más activamente a los hombres (no debía ser tan mojigata) y despertar las pasiones en éstos, pero al mismo tiempo no debía espantarlos, ya que estos siempre irían a preferir, al menos en público y a largo plazo, una buena esposa y madre para sus hijos que una mujer desinhibida y desenfrenada. Aquellos hombres que venían de la Gran Guerra, querían algo más emocionante que la mujer de la década anterior, pero al mismo tiempo, una mujer que ellos (como hombres y veteranos) pudiesen dominar y mantener bajo su control.
Este cambio del modelo femenino y la búsqueda de lo nuevo, se aprecia claramente en el año 1925, donde D.W. Griffith en "Sorrows of Satan", película basada en la historia de Fausto (Ricardo Cortez), contrapone las dos caras del mal al enfrentar al Diablo (Adolphe Menjou) con Margerite (Lya de Putti). La mujer, además de haber sido la causante del pecado original, ahora, después de siglos, se ha convertido en una avezada contrincante y es capaz de luchar de tú a tú con el mismísimo diablo, y ya no se deja engañar por la serpiente. Sin embargo, este tipo de mujer es, con el hombre, la mujer amante antes que la vampiresa, simplemente se trata (para el espectador) de la mujer común que lucha por su hombre a toda costa.
Otro ejemplo del cambio de óptica se observa en que la tímida Gloria Swanson de la década anterior sufre para 1926 un gran cambio de imagen en "The loves of Sunya" en donde ella domina a los hombres, hace que estos padezcan toda una serie de sufrimientos y se tengan que rebajar a ser sus esclavos para poder simplemente lavarle o besarle los pies. Este prototipo del rol femenino se haría más patente en los primeros años de la década siguiente.
La mujer puede ir liberándose un poco más de sus ataduras, puede ser sensual y seductora, aunque es esperable socialmente que lo sea en la privacidad del hogar. El cuerpo de la mujer se transforma expresamente en una arma de conquista, especialmente en la desnudez solapada del baño en tina y con bastante espuma. Es De Mille en su película "Male and Female" donde cuenta con la actuación de Swanson, el que introduce por primera vez en la historia la escena de la tina y del baño femenino desnudo, escena que se convirtió en la marca de los 20. Otras actrices que hicieron escenas de baño fueron Clara Bow y Esther Ralston. Una variación sobre el mismo tema se aprecia en una película basada en la Revolución Francesa ("Orphans of the Storm"), donde Griffith llenó la tina con vino y muchas jovencitas. De Mille, por su parte, en "The Sign of the Cross" va más allá al mostrar a Claudette Colbert dándose un baño de leche, de la cual dos inocentes gatitos se acercan a beber, mezclando la inocencia de los felinos con los deseos ocultos de los hombres de deshacerse de la leche para observar el cuerpo femenino, y de las mujeres por mostrar ese cuerpo y ser observadas.
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