2 de mayo de 2012

LAS PARAFILIAS: EL SADISMO


Se trata de una parafilia específica en que hay modificaciones del acto sexual por la erotización del dolor, completando el par sadismo-masoquismo, en que el placer obtenido proviene del sufrimiento ajeno. Vamos a buscar una definición: “Con una pareja que no consiente, el individuo ha infligido repetida e intencionalmente sufrimiento psicológico o físico con objeto de obtener excitación sexual. Con una pareja que sí consiente, el modo repetidamente preferido o exclusivo de obtener excitación sexual combina la humillación o sufrimiento corporal simulado o ligero. Y tratándose también de una  pareja que consiente, se le han infligido lesiones corporales que son intensas, permanentes o posiblemente mortales, con el objeto de obtener excitación sexual.”
Desde luego, hay grados. Desde quien evoca fantasías sádicas durante el acto sexual, en que el sujeto controla totalmente a una víctima aterrorizada por la situación amenazante, pero que no las lleva a cabo en la realidad, pasando por conseguir víctimas que consienten ser agredidas, a someter contra su voluntad a personas para provocarles sufrimiento. Las fantasías pueden ser muy variadas, ya que economizan la realidad, pero a veces los actos cometidos en la realidad son muy complejos y truculentos.
Estos actos o fantasías sádicas pueden ser: inmovilizar físicamente a la víctima, atarla con los ojos vendados a la cama o contra un objeto firme, darle una paliza, azotarla, pincharla o perforar el cuerpo con objetos punzantes, quemarla con cigarrillos, aplicarle descargas eléctricas, efectuarle cortes, intentos de estrangulación, obligar a la víctima a arrodillarse, a comer excrementos, encerrarla en una jaula y finalmente, el homicidio. La violación con penetraciones anales y vaginales violentas y todos su prolegómenos forman parte de los actos sádicos posibles. Hay casos en que se deben realizar cada uno de estos actos. Otros, se conforman con uno solo de estos actos, por ejemplo, estrangular, sin intentar siquiera violar a la víctima. Basta con verla sufrir, disfrutar su dominio total sobre ella o presenciar su agonía.
Un cierto monto de agresividad forma parte de las actividades  sexuales normales, pero en el sadismo sexual esta agresividad es excesiva y responde a otras causas. El psicoanálisis reconoce componentes sadomasoquistas normales en todos los seres humanos, pero su expresión es regulada por la adecuada resolución de los conflictos de la etapa anal-sádica del desarrollo psicosexual, así como la elaboración de las situaciones traumáticas agresivas a los que el niño se vio expuesto. Estas situaciones son fantaseadas con relación al acto sexual de los padres con la violencia, por ejemplo, pues escucha quejas y gritos que interpreta como dolorosos. Por la identificación con sujetos agresivos -como el padre o la madre- o con personas agredidas que desean vengar, como la madre humillada o el padre despreciado o los hermanos castigados, cuando llega a la adolescencia y a la edad adulta, el individuo adopta conductas sádicas.
A falta de estímulos de humillación y violencia, el sádico sexual puede padecer de disfunciones sexuales, pero en sentido contrario, las fantasías sádicas actúan como disparador para provocar la respuesta deseada. No es común que él consulte al médico, aunque sí lo hace su mujer, aterrorizada por las “cosas monstruosas” que le proponen hacerle o han intentado hacerle o incluso le ha practicado contra su voluntad.

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