30 de abril de 2012

LAS PARAFILIAS: EL MASOQUISMO


El masoquismo es una parafilia específica, y constituye uno de los elementos parafílicos junto al sadismo sexual de la erotización del dolor. La caracterización de la misma está dada porque el modo preferido o exclusivo de producir excitación sexual es el hecho de ser humillado o atormentado, o de participar intencionalmente de actividades en que se es lesionado físicamente o se pone en peligro su vida para sentir placer sexual. Hay sustitución del acto sexual coital por otro que produzca dolor.
Una o dos personas por millón de habitantes y por año, según estadísticas, mueren en Estados Unidos, Canadá, Australia e Inglaterra por la práctica masoquista de la hipoxifilia, que consiste en la privación de oxígeno para incrementar el placer sexual, a solas o en pareja, mediante bolsas de plástico en la cabeza, compresión de tórax o nudos en el cuello, generalmente a causa de errores de procedimiento o accidentes.
Pero las conductas masoquistas sexuales son varias: las formas de ser humillado comprenden el ser orinado, defecado, obligado a arrastrarse, a imitar animales, a suplicar, a vestirse con ropa del otro sexo. El ser vendado y encapuchado implica sumisión sensorial. Por algo la tortura comienza con la capucha que despersonaliza al sujeto. Aquí lo que predomina es la humillación verdadera, el sentir la dignidad propia reducida a cero. También puede pedir ser tratado como un niño en el infantilismo, o que le efectúen perforaciones en la piel o los genitales  (infibulación). Las fantasías de humillación suelen ser aun más atrevidas y ricas que la realidad: estar en situación de ser torturado o violado por múltiples personas, castigado con todo tipo de objetos hasta la muerte. Hay una suerte de tanatofilia o afición por la muerte, por parte del masoquista. También se fantasea ser siervo o esclavo al servicio incondicional de amos abusivos, o ser agredidos en un  callejón oscuro por una fusta que le propina unos golpes. Cuando se trata de fantasías que no son preparatorias de actos masoquistas, son indispensables para excitarse durante la masturbación o el coito.
Los castigos reales pueden ser producidos por la pareja, con látigos, palos, picanas, cortes, pinchazos y golpes o con cualquier objeto, hasta que la lesión mane sangre o simplemente duela lo suficiente. También el masoquista se autocastiga en la flagelación, se pincha con agujas, se produce descargas eléctricas o se ata con alambres. 
Con frecuencia, tienen dificultades para encontrar parejas que consientan practicarle estas conductas agresivas y entonces se autoagreden.

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