Se habla de eyaculación precoz cuando se produce una respuesta eyaculatoria ante una estimulación sexual mínima, antes, durante o poco tiempo después de la penetración, y antes de que la persona lo desee, aunque en este punto hay que tener en cuenta que algunos hombres, en parte debido a escasa información sexual adecuada, tienen expectativas poco realistas sobre la respuesta eyaculatoria masculina. Los modelos de referencia que ofrece la pornografía son tan poco realistas como el amor romántico de algunas novelas.
En la respuesta eyaculatoria se deben tener en cuenta factores que influyen en la duración de la fase de excitación, como la edad -no es lo mismo la respuesta de un joven, mucho más rápida- la novedad -ante una pareja nueva se suele sumar el nerviosismo propio de la situación, con una mayor excitación por lo novedoso del estímulo, o la falta de costumbre si hace tiempo que no se han tenido relaciones sexuales, el umbral de excitación puede estar tan sensible que puede desencadenar una respuesta inversamente proporcional a las ganas que tiene el hombre de "quedar bien" y de disfrutar el momento. Por eso es muy importante considerar que una respuesta rápida, incluso ultrarrápida en esas circunstancias, no es más que una respuesta acorde a las circunstancias y no un problema sexual. Sin embargo, muchos hombres se sienten inseguros ante su respuesta fisiológica, sobre todo por la falsa creencia de que cuando el hombre eyacula se termina el acto amoroso. La vinculación del sexo de manera exclusiva con la reproducción es responsable de este malentendido. Si el hombre ya ha eyaculado parece que continuar el encuentro no tiene sentido. Esta falsa creencia ha hecho mucho daño a la relación de pareja, centrando el encuentro amoroso de manera exclusiva en el coito e instaurando su final en la eyaculación masculina.
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