Como el resto de las disfunciones sexuales, los trastornos del orgasmo se dan en relaciones y/o parejas heterosexuales u homosexuales.
En la disfunción orgásmica masculina, bien se trate de eyaculación precoz o retardada, se hace referencia de manera fundamental a la intromisión intravaginal (relación heterosexual) por ser la queja más frecuente, tanto por ser mayoría la población heterosexual como porque la práctica del coito anal no está tan extendida dentro de las mismas relaciones heterosexuales, e incluso podemos encontrar que la disfunción se presente sólo ante el coito vaginal, pero no en el anal ni el oral.
En las relaciones homosexuales del varón homosexual, la disfunción del orgasmo masculino se presenta ante el coito anal. También podemos encontrar que, sin que se dé la penetración ni vaginal ni anal, el hombre considera que su respuesta es demasiado rápida interfiriendo en el encuentro sexual, aunque no se trate de penetración.
Las claves del diagnóstico y tratamiento son las mismas tanto si se trata de relaciones heterosexuales u homosexuales, como si la disfunción se presenta ante el coito vaginal, el anal, está generalizada a toda forma de coito o se da en otras prácticas sexuales.
En general se identifica eyaculación con orgasmo, aunque se pueden producir eyaculaciones no placenteras sin que medie ninguna explicación médica. Se cree que la principal razón es que el cerebro no percibe la sensación de la eyaculación, y si la recibe no las traduce como placer. El control de la eyaculación es una de las preocupaciones del varón cuando se enfrenta al encuentro amoroso. Utilizamos la palabra "enfrenta" porque en muchas ocasiones es la que mejor refleja el inicio de las relaciones amorosas, que se viven más como un reto que como un encuentro compartido de placer. Así, el momento preciso de la eyaculación, ni muy pronto, eyaculación precoz, ni muy tarde, eyaculación retardada, se convierte en preocupación predominante, que puede derivar en angustia. Las interferencias en este proceso impactan de manera negativa en el varón, minando su autoestima y, con frecuencia, llegando a deteriorar el conjunto de la relación de pareja
En la disfunción orgásmica masculina, bien se trate de eyaculación precoz o retardada, se hace referencia de manera fundamental a la intromisión intravaginal (relación heterosexual) por ser la queja más frecuente, tanto por ser mayoría la población heterosexual como porque la práctica del coito anal no está tan extendida dentro de las mismas relaciones heterosexuales, e incluso podemos encontrar que la disfunción se presente sólo ante el coito vaginal, pero no en el anal ni el oral.
En las relaciones homosexuales del varón homosexual, la disfunción del orgasmo masculino se presenta ante el coito anal. También podemos encontrar que, sin que se dé la penetración ni vaginal ni anal, el hombre considera que su respuesta es demasiado rápida interfiriendo en el encuentro sexual, aunque no se trate de penetración.
Las claves del diagnóstico y tratamiento son las mismas tanto si se trata de relaciones heterosexuales u homosexuales, como si la disfunción se presenta ante el coito vaginal, el anal, está generalizada a toda forma de coito o se da en otras prácticas sexuales.
En general se identifica eyaculación con orgasmo, aunque se pueden producir eyaculaciones no placenteras sin que medie ninguna explicación médica. Se cree que la principal razón es que el cerebro no percibe la sensación de la eyaculación, y si la recibe no las traduce como placer. El control de la eyaculación es una de las preocupaciones del varón cuando se enfrenta al encuentro amoroso. Utilizamos la palabra "enfrenta" porque en muchas ocasiones es la que mejor refleja el inicio de las relaciones amorosas, que se viven más como un reto que como un encuentro compartido de placer. Así, el momento preciso de la eyaculación, ni muy pronto, eyaculación precoz, ni muy tarde, eyaculación retardada, se convierte en preocupación predominante, que puede derivar en angustia. Las interferencias en este proceso impactan de manera negativa en el varón, minando su autoestima y, con frecuencia, llegando a deteriorar el conjunto de la relación de pareja
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