Es una parafilia específica, complementaria del exhibicionismo, provocada por la erotización patológica de la mirada del paciente. El nombre proviene de un galicismo o barbarismo: ”voyeur” (veedor). Los sinónimos del voyeurismo son: inspeccionismo, mironismo (de mirón), visionismo, escoptofilia, atisbamiento.
Lo característico del voyeurista es que se oculta para observar, espía, atisba. Las personas a quienes mira suelen ser desconocidas, o por lo menos no están informadas de que alguien les está mirando, es decir, no consienten que se las mire. Por tanto, no es voyeurismo mirar a una persona que se desviste en la playa, o a la esposa en el momento de desvestirse y menos si lo hace como acto de provocación erótica explícita: si se observa a un ser amado desnudándose y se siente placer, ello es normal. A todos le gusta mirar como forma de comunicación sexual, pues la mirada es el sentido más poderoso en el lenguaje del cortejo a distancia. Tampoco es voyeurismo el mirar material pornográfico para incrementar el deseo sexual, como acto preparatorio de la actividad sexual.
El trastorno empieza en la infancia, se instala antes de los 15 años de edad y su curso es crónico. En su forma más grave, mirar o balconear como espectador la vida sexual de los demás es su única forma de actividad sexual. Los voyeuristas compran potentes binoculares para espiar la vida íntima de sus vecinos de enfrente, modifican sus horarios para poder estar a la hora en que la vecina se acuesta, se cambia de ropa o hace el amor con su pareja o se desnuda para ir al baño. Hay voyeuristas que alquilan habitaciones de pensiones antiguas desde donde pueden espiar a través de la cerradura o rendijas hacia la estancia vecina, o efectúan orificios en puertas y hasta en las paredes. A veces se asocia con el escuchismo, oyendo los ruidos del placer en las piezas vecinas. Suelen llegar al orgasmo mientras miran o se masturban después con la evocación de lo visto con fantasías agregadas.
Para el psicoanálisis, el voyeurismo posee la misma psicopatología que el exhibicionismo, pero la angustia de castración suele fijarse por haber presenciado la escena primaria o el coito de los padres, o bien, al contemplar los genitales de los adultos. Cuando miran el desnudo o el coito de otros, tratan de asegurarse de que no hay peligro de perder su pene, como castigo por la transgresión, repitiendo en calidad de espectador, las escenas temidas. Es decir, repiten la escena traumática con el deseo de ejercer un control sobre él. A veces lo que tienen que mirar posee un carácter específico, determinado por el tipo de situación traumática vivida en la infancia.
Pero el voyeurista no se calma totalmente cuando mira estas escenas, aunque le provoca una gran excitación sexual y, luego se masturba con las fantasías o la visión de la realidad que observa. Esto lo lleva a ser insaciable y a incrementar sus experiencias, exponiéndose a ser descubierto o denunciado, tratando de ver más y más, o repitiendo con mayor frecuencia sus incursiones de atisbamiento y espionaje. A veces, desplazan su interés solo a los juegos preliminares del coito o incluso a aspectos pregenitales de la sexualidad. Si utilizan videos pornográficos previo al coito, luego no realizan el coito, pues su sexualidad está saciada con mirar.
Esta parafilia es casi exclusivamente masculina, pero cuando se ve en mujeres, en lugar de curiosear el coito, los actos se desplazan hacia escenas sádicas o destructivas, como disfrutar mirando películas de terror, escenas de catástrofes, accidentes, guerras, operaciones quirúrgicas, escenas de hospital, etcétera.
Como toda parafilia, el voyeurismo, tiene una fuerte estructura narcisística, así que tampoco sus portadores son capaces de amar. Sus fantasías y conductas invaden de tal modo sus vidas, que les dejan poco tiempo para una vida sexual normal, perturban su vida laboral y se sienten incompletos. No obstante ello, como en toda parafilia, no consultan por esta causa, sino que es un hallazgo cuando consultan por una disfunción sexual, trastornos del humor o ansiedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario