Una de las dependencias que con mayor frecuencia vemos en el consultorio, aunque de naturaleza distinta, es a los psicofármacos y tienen un dato adicional: suelen estar avalados por recetas médicas. No hay que estar en contra del uso de estos medicamentos que han aliviado o solucionado cuadros que antes eran intratables, pero sí hay que desaprobar su uso indiscriminado y sin control médico. Desgraciadamente, tanto en jóvenes como en adultos, hay automedicación de psicofármacos y muchos profesionales dan recetas -o farmacéuticos los venden sin ellas- desconociendo para qué los usan o quiénes los usan. El consumo abusivo y descontrolado de los popularmente conocidos como remedios para los nervios, son causales de impotencia, pérdida del interés sexual en ambos sexos, anorgasmia y dificultad para eyacular. Algo similar ocurre con el alcohol ya que por su toxicidad hepática (que es donde se metabolizan las hormonas) y neurológica, tanto como el daño psicológico y familiar (con actos de violencia y delirios celotípicos) que produce, es un célebre enemigo de la sexualidad.
De lo expuesto surge que lo más temible y destructivo para la sexualidad y la salud en general es el uso de drogas inyectables (anfetaminas, heroína, morfina, incluso cocaína); además de la intoxicación y del alto grado de dependencia que producen, son causales de deterioro y muertes, de contagio de bacterias y virus, dentro de los cuales está el HIV, causa del SIDA. No sólola sexualidad es la que se pierde con el uso constante de drogas y tóxicos sino la salud en general y la calidad de vida.
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