Si estás siendo víctima de abuso o malos tratos es muy importante que busques apoyo para asimilar y superar lo que ha sucedido.
Hay diferentes tipos de malos tratos, pero todos ellos tienen una cosa en común: la persona que está sufriendo malos tratos nunca es la culpable.
El maltrato emocional o psicológico suele ser más difícil de detectar que el maltrato físico, pero es igual de perjudicial para las personas que lo sufren. El maltrato emocional incluye cualquier forma de intimidación, es decir, que una persona haga que te sientas asustad@ o que te haga sentir inútil o que no le importas a nadie. Como consecuencia, la persona que lo sufre siente cómo su autoestima va desapareciendo.
El maltrato físico se da cuando alguien te golpea o abofetea, a menudo dejando señales y moratones. Debes tener en cuenta, que un episodio de malos tratos casi nunca ocurre de manera aislada, es decir, tras un acto de malos tratos se irán sucediendo otros. Por ello, a la primera señal, debes estar alerta para poner una denuncia. También es común, que tras un episodio de malos tratos, la persona que los realiza pedirá perdón a la víctima, y podrá pasar un tiempo en el que esa persona parezca encantadora. Pero puede llegar otro momento en el que esa persona volverá a maltratar. Las personas que maltratan, lo hacen porque necesitan ejercer un poder y control a otra persona a través de la fuerza. Suelen ocurrir en pareja o en familia, y en la gran mayoría de los casos los maltratadores son hombres.
Es muy común que los malos tratos físicos vayan acompañados de los malos tratos psicológicos.
El abuso sexual implica forzar a alguien sexualmente sin su consentimiento, sea la práctica sexual que sea. Algunos ejemplos son: presionar o forzar a alguien para hacer cualquier acto sexual que no quiere hacer; forzar o comerle la cabeza a alguien para que presencie o participe en actos sexuales, etc. Debes tener en cuenta, que cualquier forma de intimidación sexual se considera violación.
Es muy común que las personas que abusan sexualmente de otras, utilicen amenazas del tipo “te haré daño si se lo dices a alguien”. Esta es la forma que tiene el abusador de intentar asustar y controlar a la otra persona para que mantenga el abuso en secreto, y no le descubran.
A menudo, el abusador puede ser un padre o padrastro, alguien que conoces y en quien confías o alguien mayor o más fuerte que tú que ejerce poder sobre ti. También puede ocurrir en el ámbito de la pareja, en el momento en que una relación sexual no se consienta y la persona sea forzada a hacerla.
Lamentablemente, las relaciones abusivas no mejoran por sí solas, de hecho, la mayoría de las veces empeoran con el tiempo.
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