Los microbicidas son productos que están diseñados para aplicarse en la vagina y/o el recto antes del coito,
Son sustancias que, en forma de geles, óvulos, cremas, etc., podrán aplicarse en la vagina incluso horas antes de una relación sexual para brindar protección a mujeres que no pueden conseguirla mediante la buena voluntad de sus parejas. Pero se supone que, si los microbicidas son capaces de proteger a la mujer durante la relación sexual, también protegerán al hombre.
Los mecanismos de acción serian, al menos, tres: Unos actuarán reforzando los naturales mecanismos de defensa del organismo; otros, en cambio, actuarán inactivando los agentes patógenos, como el VIH y otros agentes causantes de enfermedades de transmisión sexual y por último, otros productos crearán una barrera entre la mucosa vaginal y esos agentes patógenos.
Algunos de los productos en desarrollo presentan la posibilidad de ser usados también como anticonceptivos, previniendo así embarazos no deseados. Otros, en cambio, permitirán la concepción, dando la posibilidad de un embarazo con protección.
A pesar de ser el condón un método de protección para ambos integrantes de la pareja, el hombre sigue siendo el depositario de la responsabilidad y el supuesto derecho de elegir usarlo o no, más allá de las necesidades planteadas por no pocas mujeres. Los microbicidas de uso tópico serán una alternativa valedera para esas mujeres, ya que dependerán mucho más de su decisión e iniciativa.
Mientras estos productos no son definitivamente lanzados al mercado, el preservativo sigue siendo el método de elección para evitar la transmisión sexual del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
permiten que la mujer los controle, con lo cual las mujeres que corren el riesgo de contraer la infección por el VIH pueden usarlos para protegerse sin el consentimiento de su compañero. Los microbicidas se formulan en forma de espuma, gel, crema, esponjas impregnadas, supositorios y películas
Son sustancias que, en forma de geles, óvulos, cremas, etc., podrán aplicarse en la vagina incluso horas antes de una relación sexual para brindar protección a mujeres que no pueden conseguirla mediante la buena voluntad de sus parejas. Pero se supone que, si los microbicidas son capaces de proteger a la mujer durante la relación sexual, también protegerán al hombre.
Los mecanismos de acción serian, al menos, tres: Unos actuarán reforzando los naturales mecanismos de defensa del organismo; otros, en cambio, actuarán inactivando los agentes patógenos, como el VIH y otros agentes causantes de enfermedades de transmisión sexual y por último, otros productos crearán una barrera entre la mucosa vaginal y esos agentes patógenos.
Algunos de los productos en desarrollo presentan la posibilidad de ser usados también como anticonceptivos, previniendo así embarazos no deseados. Otros, en cambio, permitirán la concepción, dando la posibilidad de un embarazo con protección.
A pesar de ser el condón un método de protección para ambos integrantes de la pareja, el hombre sigue siendo el depositario de la responsabilidad y el supuesto derecho de elegir usarlo o no, más allá de las necesidades planteadas por no pocas mujeres. Los microbicidas de uso tópico serán una alternativa valedera para esas mujeres, ya que dependerán mucho más de su decisión e iniciativa.
Mientras estos productos no son definitivamente lanzados al mercado, el preservativo sigue siendo el método de elección para evitar la transmisión sexual del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
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