Un lenguaje es sexista en tanto que una sociedad lo es. El lenguaje sexista se forma como reflejo de una situación discriminatoria, que al mismo tiempo contribuye a perpetuar dicha situación, debido a la influencia que éste tiene en nuestro pensamiento. El pensamiento se puede expresar con la conducta y con la palabra, es decir, lo que hablamos es lo que pensamos, y si lo que hablamos es sexista, lo que pensamos también, aunque solo sea a nivel subconsciente, por consecuencia nuestro comportamiento también lo es, por lo tanto la sociedad en la que nos desenvolvemos. El lenguaje es el vehículo de la cultura, juega un papel importantísimo en la socialización, representa la realidad, la nombra, le da forma, la clasifica, refleja la sociedad de cada momento y condiciona lo que pensamos, influye directamente sobre la concepción que se tiene de las personas, sobre la representación que hacemos de nosotros mismos y de los otros. Además teniendo en cuenta, que lo que no se nombra no existe, suponemos que el hecho de, que las mujeres no tengan una representación simbólica en la lengua, contribuye a su invisibilización. Por ello una de las herramientas imprescindibles para alcanzar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, es el lenguaje inclusivo, es muy importante cuidarlo para no caer en exclusiones sociales. Desde este punto de vista se entiende el lenguaje como algo que además de producir una determinada imagen del mundo, interviene sobre él para modificar la desigualdad social.
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