La discriminación positiva es el término que se le da a una acción que, a diferencia de la discriminación
negativa, puede establecer políticas que dan a un determinado grupo social, étnico, minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación a causa de injusticias sociales, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos o servicios, así como acceso a determinados bienes. Se trata de una política social dirigida a mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos, proporcionándoles la oportunidad de equiparar su situación de desventaja social. El término acción afirmativa hacer referencia a aquellas actuaciones positivamente dirigidas a reducir o eliminar las prácticas discriminatorias en contra de los sectores históricamente excluidos como las mujeres. Se pretende aumentar la representación de estos a través de un trato preferencial para los mismos. Así se produce una selección sesgada, basada, precisamente, en los caracteres que motivan o han motivado la discriminación. Esto genera mucha polémica, ya que muchas personas las consideran discriminatorias en si, ya que siempre resultará alguien discriminado por la reparación de las injusticias de esta manera, y de lo que se trata es de conseguir tratos igualitarios, no que las discriminaciones cambien su dirección.
En esta línea se encuentran las reclamaciones de bastantes grupos de padres que reclaman la custodia compartida para que todo niño y niña tenga a su padre y a su madre en igualdad de condiciones.
Existen, por ejemplo en nuestro país sentencias que establecen un mayor castigo penal al hombre que maltrata a la mujer en el ámbito de las relaciones de pareja, que a la inversa. Los juristas alegan que persiguen proteger la integridad física, psíquica y moral de las mujeres en un ámbito en el que están insuficientemente protegidas, y argumentan que la agresión del varón a la mujer es más grave que otras, ya que corresponden a un arraigado tipo de violencia que es manifestación de la discriminación, de la situación de desigualdad y las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Pero en el fondo estos jueces siguen viendo a las mujeres como el sexo débil, desde una concepción paternalista que necesita una protección extraordinaria, cuando la mayoría de las mujeres que luchamos por la igualdad, lo que perseguimos es precisamente la igualdad, y en mi opinión bastaría con que se respetara la ley en estos casos y el aparato judicial funcionara correctamente.
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