30 de abril de 2012

LAS PARAFILIAS: EL MASOQUISMO


El masoquismo es una parafilia específica, y constituye uno de los elementos parafílicos junto al sadismo sexual de la erotización del dolor. La caracterización de la misma está dada porque el modo preferido o exclusivo de producir excitación sexual es el hecho de ser humillado o atormentado, o de participar intencionalmente de actividades en que se es lesionado físicamente o se pone en peligro su vida para sentir placer sexual. Hay sustitución del acto sexual coital por otro que produzca dolor.
Una o dos personas por millón de habitantes y por año, según estadísticas, mueren en Estados Unidos, Canadá, Australia e Inglaterra por la práctica masoquista de la hipoxifilia, que consiste en la privación de oxígeno para incrementar el placer sexual, a solas o en pareja, mediante bolsas de plástico en la cabeza, compresión de tórax o nudos en el cuello, generalmente a causa de errores de procedimiento o accidentes.
Pero las conductas masoquistas sexuales son varias: las formas de ser humillado comprenden el ser orinado, defecado, obligado a arrastrarse, a imitar animales, a suplicar, a vestirse con ropa del otro sexo. El ser vendado y encapuchado implica sumisión sensorial. Por algo la tortura comienza con la capucha que despersonaliza al sujeto. Aquí lo que predomina es la humillación verdadera, el sentir la dignidad propia reducida a cero. También puede pedir ser tratado como un niño en el infantilismo, o que le efectúen perforaciones en la piel o los genitales  (infibulación). Las fantasías de humillación suelen ser aun más atrevidas y ricas que la realidad: estar en situación de ser torturado o violado por múltiples personas, castigado con todo tipo de objetos hasta la muerte. Hay una suerte de tanatofilia o afición por la muerte, por parte del masoquista. También se fantasea ser siervo o esclavo al servicio incondicional de amos abusivos, o ser agredidos en un  callejón oscuro por una fusta que le propina unos golpes. Cuando se trata de fantasías que no son preparatorias de actos masoquistas, son indispensables para excitarse durante la masturbación o el coito.
Los castigos reales pueden ser producidos por la pareja, con látigos, palos, picanas, cortes, pinchazos y golpes o con cualquier objeto, hasta que la lesión mane sangre o simplemente duela lo suficiente. También el masoquista se autocastiga en la flagelación, se pincha con agujas, se produce descargas eléctricas o se ata con alambres. 
Con frecuencia, tienen dificultades para encontrar parejas que consientan practicarle estas conductas agresivas y entonces se autoagreden.

27 de abril de 2012

LAS PARAFILIAS: EL VOYEURISMO

Es una parafilia específica, complementaria del exhibicionismo, provocada por la erotización patológica de la mirada del paciente. El nombre proviene de un galicismo o barbarismo:  ”voyeur” (veedor).  Los sinónimos del voyeurismo son: inspeccionismo, mironismo (de mirón), visionismo, escoptofilia, atisbamiento.
Lo característico del voyeurista es que se oculta para observar, espía, atisba. Las personas a quienes mira suelen ser desconocidas, o por lo menos no están informadas de que alguien les está mirando, es decir, no consienten que se las mire. Por tanto, no es voyeurismo mirar a una persona que se desviste en la playa, o a la esposa en el momento de desvestirse y menos si lo hace como acto de provocación erótica explícita: si se observa a un ser amado desnudándose y se siente placer, ello es normal. A todos le gusta mirar como forma de comunicación sexual, pues la mirada es el sentido más poderoso en el lenguaje del cortejo a distancia. Tampoco es voyeurismo el mirar material pornográfico para incrementar el deseo sexual, como acto preparatorio de la actividad sexual. 
El trastorno empieza en la infancia, se instala antes de los 15 años de edad y su curso es crónico. En su forma más grave, mirar o balconear como espectador la vida sexual de los demás es su única forma de actividad sexual. Los voyeuristas compran potentes binoculares para espiar la vida íntima de sus vecinos de enfrente, modifican sus horarios para poder estar a la hora en que la vecina se acuesta, se cambia de ropa o hace el amor con su pareja o se desnuda para ir al baño. Hay voyeuristas que alquilan habitaciones de pensiones antiguas desde donde pueden espiar a través de la cerradura o rendijas hacia la estancia vecina, o efectúan orificios en puertas y hasta en las paredes. A veces se asocia con el escuchismo, oyendo los ruidos del placer en las piezas vecinas. Suelen llegar al orgasmo mientras miran o se masturban después con la evocación de lo visto con fantasías agregadas.
Para el psicoanálisis, el voyeurismo posee la misma psicopatología que el exhibicionismo, pero la angustia de castración suele fijarse por haber presenciado la escena primaria o el coito de los padres, o bien, al contemplar los genitales de los adultos. Cuando miran el desnudo o el coito de otros, tratan de asegurarse de que no hay peligro de perder su pene, como castigo por la transgresión, repitiendo en calidad de espectador, las escenas temidas. Es decir, repiten la escena traumática con el deseo de ejercer un control sobre él. A veces lo que tienen que mirar posee un carácter específico, determinado por el tipo de situación traumática vivida en la infancia.
Pero el voyeurista no se calma totalmente cuando mira estas escenas, aunque le provoca una gran excitación sexual y, luego se masturba con las fantasías o la visión de la realidad que observa. Esto lo lleva a ser insaciable y a incrementar sus experiencias, exponiéndose a ser descubierto o denunciado, tratando de ver más y más, o repitiendo con mayor frecuencia sus incursiones de atisbamiento y espionaje. A veces, desplazan su interés solo a los juegos preliminares del coito o incluso a aspectos pregenitales de la sexualidad. Si utilizan videos pornográficos previo al coito, luego no realizan el coito, pues su sexualidad está saciada con mirar.
Esta parafilia es casi exclusivamente masculina, pero cuando se ve en mujeres, en lugar de curiosear el coito, los actos se desplazan hacia escenas sádicas o destructivas, como disfrutar mirando películas de terror, escenas de catástrofes, accidentes, guerras, operaciones quirúrgicas, escenas de hospital, etcétera.
Como toda parafilia, el voyeurismo, tiene una fuerte estructura narcisística, así que tampoco sus portadores son capaces de amar. Sus fantasías y conductas invaden de tal modo sus vidas, que les dejan poco tiempo para una vida sexual normal, perturban su vida laboral y se sienten incompletos. No obstante ello, como en toda parafilia, no consultan por esta causa, sino que es un hallazgo cuando consultan por una disfunción sexual, trastornos del humor o ansiedad.

25 de abril de 2012

LAS PARAFILIAS: EL EXHIBICIONISMO

La erotización de la mirada es un hecho normal, pero cuando la mirada de los otros sobre ciertas partes de nuestro cuerpo, como los genitales, es fuente de placer único, sobre todo si provoca espanto y sorpresa, estamos frente a una patología o parafilia llamada exhibicionismo. La intención de sorprender a veces es consciente, a veces no. Es una desviación del acto, ya que no se busca agredir de otra forma a la persona o las personas víctimas de la exhibición. El acto sexual es la exhibición.
Lo común es que el individuo, se masturbe después del episodio, con la fantasía de que la o las personas sorprendidas se excitaron sexualmente con su pene, o simplemente recordando el espanto que provocaron. Es decir, el exhibicionista necesita siempre de espectadores que se asusten. Si las personas no se asustan, el episodio fracasa en su eficacia excitatoria. Por eso, el exhibicionista realiza el acto frente a niñas que nunca vieron un pene, pues con una mujer mayor o con experiencia, el asombro puede no provocarse, o más bien puede provocar risa o burla, lo que frustra gravemente al exhibicionista. Es común que cambie de barrio o lugar de actuación, para no ser atrapado.
La motivación psicológica, según el psicoanálisis, radica en que el paciente padece de una angustia de castración, tiene dudas con respecto a su pene, su tamaño y utilidad. Al exponer su pene, busca inconscientemente dos cosas: primero, que le reafirmen que tiene pene, pues reaccionan frente a su vista. Segundo, que su pene atemoriza a la persona, con lo cual él ya no tendrá miedo. Pueden haber otras motivaciones inconscientes, como: “Te muestro lo que quiero que tú me muestres a mí”. Como las personas sorprendidas suelen ser mujeres, podría suponerse que buscan que ellas también muestren sus genitales, pero se afirma que lo que buscan los exhibicionistas es que ellas también muestren un pene, al igual que lo fantasean los transvestistas.
La erotización de la mirada está en la mirada de los otros, no en la del exhibicionista. Puede creerse que éste desearía encontrarse con un voyeurista que goce mirándolo, pero no es así, como ya vimos.
El cuadro comienza generalmente en la infancia, se manifiesta antes de los 18 años, aunque puede empezar a cualquier edad, no se ven casos de denuncia más allá de los 40, por lo que se estima que el cuadro disminuye su intensidad con los años. No debe confundirse con el individuo a quien le gusta desnudarse frente a una pareja que consiente, o al bañista que porta un minúsculo slip de baño o tanga, en que los genitales se notan con claridad. No se trata de una parafilia, aunque sí de una conducta exhibicionista normal, que puede ser de mal gusto para algunos y divertido para otros.
Tengamos en cuenta que el exhibicionismo, como las demás parafilias, es una expresión inmadura y narcisista de la sexualidad, que poco tiene que ver con el otro, más que como objetos de uso o cosificación para sus satisfacciones no genitales. El exhibicionista tiene dificultades para amar, para cortejar adecuadamente, para formar pareja. El trastorno es básicamente masculino, y quien lo sufre padece además de un deterioro significativo en su vida.

23 de abril de 2012

LAS PARAFILIAS: EL PARCIALISMO

Es una parafilia no especificada que por tanto no cumple con los criterios de las específicas “caracterizada por la atención centrada exclusivamente en una parte del cuerpo”. Es parcialismo fetichista si esa parte no es sexual, como vimos. Pero hay varones parcialistas que se sienten atraídos solamente por las mamas, por las nalgas, por las piernas o por el ano, con exclusión de otras partes del cuerpo, por lo que sus fantasías, impulsos sexuales y comportamientos sexuales exigen como necesaria esa parte del cuerpo para lograr la excitación, lo cual genera conflictos conyugales, disfunciones sexuales y todo el cortejo sintomático de tipo social como en las demás parafilias.
Cada parte del cuerpo, como lo estudiamos en nuestra obra sobre “Comunicación sexual”, posee un significado erótico. En el parcialismo existe una percepción exagerada, obsesiva y a veces extravagante de cada una de esas partes. Las mamas señalizan la vagina al igual que las nalgas y las piernas, y depende de las cualidades físicas innatas el que ellas sean atractivas para todo el mundo incluidos los parcialistas, pero para ellos están sobrevaloradas al punto que las demás partes del cuerpo no poseen significación erótica. Las dificultades de integrar el conjunto del cuerpo que las personalidades inmaduras y narcisistas poseen, promueven el vinculo con una parte y no con la totalidad de la persona. En realidad no se trata de un vinculo recíproco, sino de una relación unilateral y cosificada de la parte corporal estimulante. El parcialista suele ser un coleccionista fantasioso de nalgas, manos, piernas, pies o mamas de diferentes personas. Son capaces de bajar del ómnibus para seguir a una mujer de bonitas piernas o de cualquier parte del cuerpo, con lo que llegan tarde al trabajo, o simplemente faltan, o engañan a sus esposas. A veces se conforman con mirar, otras tienen que abordar a las poseedoras de su objeto de atracción, sin importar edad, estado civil o disponibilidad social. Suelen sufrir múltiples frustraciones y viven una sexualidad fragmentada e insatisfactoria.
El parcialismo del pie tiene su origen en que esta parte del cuerpo es una zona erógena generalmente olvidada. Hay personas que sienten hormigueos en los pies en el momento del orgasmo, y las cosquillas de las plantas de los pies son una forma de tortura china que lleva a la muerte, pues es imposible dejar de reír. El parcialista se excita en presencia de un pié y suele ser un fetichista del calzado o de las botas, pues evoca lo que lo contiene. A veces se asocia con osmolagnia, pues gozan con el olor orgánico de los zapatos usados.

18 de abril de 2012

LAS PARAFILIAS: EL FETICHISMO

Entre las parafilias que más llaman la atención, se encuentra el fetichismo. Nuestra definición dice: “Parafilia por la que objetos no vivos como ropas, zapatos, cabellos o uñas, son utilizados de manera repetida y preferida para la excitación sexual, la masturbación, el coito y la fantasía”. Se trata, como vimos de una parafilia por alteración en la elección de objeto.
Los fetiches en los pueblos primitivos son objetos o animales venerados por los poderes mágicos que se le atribuyen. De allí la ciencia ha tomado el nombre de esta parafilia, peculiar como todas, porque los fetiches suelen contener carácter simbólico cuyo significado condiciona la vida de las personas de esa cultura.
La atracción sexual, que provoca gran placer, se dirige hacia objetos no animados que generan fantasías, impulsos y comportamientos sexuales, como la masturbación y el coito. Casi siempre se quedan en lo primero. Como condición para todas las parafilias, clínicamente dura no menos de 6 meses, provoca interferencias en la vida social, laboral y sobre todo marital del individuo. Pese a ello, raramente consulta al médico. Comienza en la adolescencia, pero con fetiches que ya han adquirido una especial significación en la infancia. En raros casos, el fetichismo comienza en la niñez, por condicionamiento asociativo entre el objeto y la excitación sexual. Hay autores que hablan de una herencia animal que hace llamativo el brillo metálico, sedoso y aterciopelado de las pieles, que se vinculan a los cambios en ese sentido de las hembras en celo. Una vez establecido, se hace crónico con periodos de empuje coincidentes con estrés y depresión.
Lo más común es que el fetichista sea un varón de edad mediana, heterosexual, practicante habitual de la masturbación mientras mira, huele, sostiene, acaricia o manipula el fetiche. El mismo tiene un valor simbólico que sustituye al objeto hetero u homosexual habitual. Los fetiches pueden ser: una prenda de vestir como soutienes, bombachas, slips, zapatos, botas, medias, ligas, polleras, blusas y cualquier otra prenda de vestir femenina, ya que el fetichista se trata de un varón heterosexual en la mayoría absoluta de los casos.  El olor a la goma también es importante. En cuanto al cuero negro y brillante con remaches metálicos implica agresividad masculina, y el olor a cuero suele acompañarse de fetichismo de las botas casi siempre vinculado con el servilismo y el sadomasoquismo. . Cuando se trata de una parte del cuerpo no genital como pies, manos, orejas, se habla de parcialismo. Si la preferencia es por mamas, nalgas o genitales, no se trata de una parafilia típica, pues poseen carácter sexual explícito. Los accesorios de limpieza o arreglo físico, como un peine, un cepillo, peinetas, alfileres, prendedores o collares, pulseras o anillos, también pueden convertirse en fetiches. Los talismanes parafílicos son objetos cuya significación secreta sexual es exclusiva del fetichista e incomprensible para los demás. Entre las formas raras de fetichismo está la dendrofilia por la que el sujeto se excita al contacto con las ramas de las plantas, y el cohabitacionismo con maniquíes, o almohadas.
Puede afirmarse que las modas masculinas y femeninas siguen las preferencias fetichistas en cuanto a ropas, pero no puede hablarse de fetichismo parafílico si no se cumple con las condiciones de ser estimulantes selectivos, que transformen directamente el objeto inanimado y neutro en un objeto sexual en sí mismo. No debe confundirse un objeto inanimado, pero fabricado especialmente para excitar sexualmente, como un vibrador, un pene artificial, una muñeca inflable, con un fetiche. Tampoco el uso de prendas del otro sexo como parte del transvestismo o fetichismo transvestista, ni tampoco el uso de ropas del otro sexo como condición para lograr la excitación y el coito, pues en esos casos lo excitante no es la ropa en sí sino el uso de las mismas, como veremos. En el fetichismo propiamente dicho, se ve la ropa transformada en fetiche, se la utiliza fuera del cuerpo como excitante y el fetichista puede pedir que se la ponga ella o que se la ponga a él, pero ya en pleno acto sexual. Se trata de un objeto necesario para la excitación sexual y su ausencia provoca disfunción eréctil en el fetichista, así como una gran frustración si la pareja no consiente a sus pedidos. Lo que pierde a los fetichistas suele ser que los objetos de sus parejas habituales no los excitan.

16 de abril de 2012

LA CONSUMACIÓN SEXUAL EN LA PAREJA

Esta disfunción se caracteriza porque la pareja, conviviente o no, luego de un cierto tiempo que ha sido fijado arbitrariamente en seis meses, no ha podido practicar el coito con penetración vaginal. Algunos prefieren hablar de parejas no consumadas puesto que se puede dar en novios o concubinos. A veces es uno de los dos miembros el que aparenta estar “enfermo”, otras veces son ambos. Él puede tener dificultades en la erección o ella padecer vaginismo. Ella puede tener una verdadera fobia a ser penetrada y él ser un eyaculador precoz que eyacula antes de penetrar. O ambos padecer un deseo sexual inhibido o hipoactivo, con baja libido.
Los trastornos pueden alternarse en el tiempo o ser concomitantes, pero siempre se mantienen de a dos. Por ejemplo: cuando ella quiere, él no logra la erección; cuando él la logra, ella presenta una contracción de los músculos de la vagina; si ella pudo relajarse y vencer la fobia, él presenta una eyaculación ante portas (antes de la penetración vaginal). El miedo los invade: a la maternidad o paternidad, al embarazo, a ser desgarrada o lastimada, a sufrir, a dañar o ser dañado en los genitales (claras fantasías castratorias), incluso se detectan fantasías de caer en la prostitución. No se pude hablar de causas en general ya que se ve cada caso de la pareja en particular pero hay factores psicológicos o psiquiátricos, familiares, educacionales, religiosos y del vínculo en sí mismo. Por supuesto puede haber factores orgánicos en algunas impotencias o en las llamadas dispareunias (coito doloroso) que no se pueden dejar sin resolver. Muchas veces detectamos abusos sexuales en la infancia y antecedentes de violaciones.
El matrimonio no consumado es cada día más frecuente en la consulta sexológica, no porque antes no existiera sino porque ahora, gracias a la mayor difusión e información sobre temas de sexualidad, la gente se anima a sacar a la luz sus problemas. Debemos aclarar que este sistema de interacción de la pareja se mantiene entre ambos y no porque uno de los dos sea el “malo de la película” o el “culpable”; quizás les cabe lo que decía Sartre: "semivíctimas y semicómplices”. Uno de los desencadenantes del pedido de ayuda, que pueden motorizar los cambios, suele ser el deseo de tener hijos o cuando alguno de los dos cónyuges amenaza con separarse (es causa de anulación civil y religiosa del matrimonio) o simplemente porque ambos, o uno de ellos, sienten que esa relación no puede seguir así.
Contra lo que podría pensarse, muchas de estas parejas tienen todo tipo de juegos sexuales, con orgasmos incluidos; lo que no pueden es realizar la penetración vaginal: allí está jugada la escena temida. Incluso he tratado varios casos donde que ellas habían tenido hijos –por cesárea- y seguían siendo vírgenes (sus parejas les habían eyaculado en la puerta de la vagina abierta y lubricada, sin penetración). Esta disfunción de la pareja se presenta casi en un 2% de los matrimonios.

13 de abril de 2012

EL USO DEL LUBRICANTE

En los actuales abordajes de las disfunciones sexuales, así como en el enriquecimiento erótico de parejas sin dificultades, es de suma importancia el uso de un lubricante, que posea las siguientes características:

-Que no altere el PH del medio vaginal.
-Que no sea maloliente.
-Que no irrite ni manche.
-Que no abra los poros del látex de los profilácticos (por eso se desaconsejan la vaselina, lanolina o cremas que las contengan).

La vagina, por ser un medio húmedo y estar en contacto con el exterior, amén de la falta de higiene en muchos casos, está propensa a padecer diversas enfermedades: las hay inflamatorias, infecciosas, parasitarias o micóticas (hongos), y algunas de estas pueden ser agudas o volverse crónicas. Sin olvidarnos que, en la menopausia, por la caída de los estrógenos, disminuye la lubricación vaginal pudiendo dar verdaderas vaginitis atróficas.
Las distintas formas de vaginitis pueden dar dolor, sobre todo en el coito, y a esto se llama dispareunia o coito doloroso. La dispareunia (palabra que proviene del griego “mal apareamiento o mal acoplamiento”) puede deberse a diversas causas –incluso psicológicas- y muchos de estos cuadros encubren un problema de anorgasmia (ausencia de orgasmo) o de vaginismo (contracción espasmódica de los músculos vaginales). En la consulta es frecuente que la mujer refiera dolor o molestias al mantener relaciones coitales. No siempre lo relata al profesional en forma espontánea, ya que el pudor o la vergüenza le impiden hacerlo, pero si el médico la interroga en un marco de confianza y respeto puede surgir el dato.
Hay quien sostiene que la dispareunia es una disfunción más incapacitante que la anorgasmia y se vuelve una razón de peso para que la mujer acuda al médico. Muchas que no llegan al orgasmo nunca recurren al ginecólogo pero cuando hay dolor, que afecta seriamente la capacidad coital, sí lo hacen. En estos casos, donde la penetración se vuelve dificultosa e incómoda, la indicación de un lubricante eficaz disminuye o evita el dolor coital y las probables lesiones de la pared vaginal: con una pequeña cantidad aplicada en los genitales de la mujer y del varón, la penetración dejará de ser algo irritante para volver a ser placentera. Claro que siempre el profesional tratará de eliminar los factores causales de las vaginitis y de la dispareunia.
El vaginismo consiste en una contracción espasmódica e involuntaria de los músculos vaginales, de manera repetida y casi constante, que no permite la penetración durante el coito. Hay casos en que la contracción se presenta sólo ante el intento de la introducción fálica, en otros ni permite la entrada de un dedo ni de los tampones e incluso imposibilita el examen ginecológico (hasta el punto que hay mujeres que nunca se han dejado hacer el PAP ni la colposcopía). Hay situaciones dramáticas de mujeres que no pueden ser penetradas durante años de matrimonio llegando a quedar embarazadas sin penetración y sí por el eyaculado en las puertas de la vagina (aunque parezca raro no lo es tal: recientemente tuve una paciente que fue desflorada durante el parto y otra, al tenerlo por cesárea, se mantuvo con el himen sin desflorar). El vaginismo no depende de la voluntad y no se regula conscientemente. Esta situación persiste a lo largo de los años y es una de las causas del matrimonio no consumado (otras son: la impotencia, la eyaculación precoz y las fobias del varón) que a veces hace crisis cuando la pareja quiere tener hijos y esta dificultad también lo impide. El tratamiento del vaginismo es de efectiva resolución con las modernas Terapias Sexuales que combinan intervenciones psicoterapéuticas, incluyendo tareas o prescripciones a realizar por la mujer, tanto a solas como con su pareja (fuera de las entrevistas con el sexólogo) y donde el uso de un lubricante externo suele ser de suma utilidad como ayuda terapéutica.
Demasiado se habla de la frigidez, desgraciadamente muchas veces con un criterio machista y denigrante para la mujer, por eso la sexología ya no tiende a utilizar ese término. Pocas veces se dice que hay casos donde la mujer, al no poder excitarse (en algunos casos porque los varones no se toman el trabajo de estimularlas), no lubrica lo suficiente y la penetración se dificulta o se hace con molestias, lo que genera un círculo vicioso que la lleva a evitar aún más las relaciones sexuales. Algo similar ocurre con las llamadas disfunciones del deseo donde la mujer no tiene ganas de hacer el amor y para no disgustar a su pareja acepta igual la penetración: al realizarla con la vagina seca, esta no se dilata ni humedece, repitiendo la misma circularidad de poco deseo -baja lubricación -dolor en la penetración -evitación de contactos posteriores. Incluso ahora estamos investigando, aquí y en todo el mundo, el uso de medicamentos como el Viagra para aumentar la lubricación y la vasodilatación vaginal.
En la menopausia casi siempre hay una disminución de la lubricación vaginal, con la consecuente irritación o dolor en la introducción, lo que muchas veces lleva a la mujer a abandonar las relaciones sexuales. En cada penetración sin lubricación puede haber daños en la mucosa lo que conlleva más dolor y evitación del coito. En estos casos el sencillo uso del lubricante es imprescindible para recuperar el placer sexual.
En todos estos casos enunciados: dispareunia, disfunción del deseo, anorgasmias, dificultad para excitarse (la impropiamente llamada “frigidez”), vaginismo y matrimonio no consumado tanto como en la menopausia (que no es una disfunción sexual), vemos en común la disminución o falta de lubricación y, como consecuencia, dificultad en la penetración con dolor o molestias.
También usamos el lubricante íntimo en los casos de eyaculación precoz (en técnicas de parada y arranque) y en la disfunción eréctil para facilitar la penetración y mejorar la sensibilidad.
En parejas hetero y homosexuales con coito anal es fundamental porque evita las lesiones de la mucosa al ser facilitador de la penetración y, por otro lado, el gel lubricante de uso íntimo, que no abre los poros del profiláctico, permite el empleo del preservativo con gran margen de seguridad. Protegen por vía doble: evita las puertas de entrada al no producirse las lesiones mucosas por la mejor introducción y al no abrir los poros del preservativo.
Creemos que el uso de un probado y eficaz lubricante en forma de gel que reúna las condiciones antes mencionadas, es algo indispensable para disfrutar de una vida sexual sin molestias, sana, en un marco de placer y aumento del erotismo, de amor y seguridad.

11 de abril de 2012

LA IMPORTANCIA DE LA UROLOGÍA

La urología es una especialidad clínico-quirúrgica que se encarga de las enfermedades de las vías urinarias, y de los del aparato genital masculino. Por eso, el urólogo no atiende únicamente varones, sino que también lo hace con mujeres de distintas edades, por sus problemas de riñón, vejiga, uréter y uretra.
El ginecólogo, será el encargado de atender a estas mujeres por sus problemas genitales femeninos, y el nefrólogo atenderá a varones y mujeres de las alteraciones en la formación de la orina, del medio interno, y de las enfermedades propias del riñón cómo regulador del metabolismo, la tensión arterial, etc.
En la consulta urológica, la sexualidad y sobre todo los problemas de desempeño sexual, aparecían como resultante de otras enfermedades urológicas, como los problemas de próstata, deficiencias posteriores a tratamientos hormonales por cáncer; dificultades en la relación sexual, producto de alteraciones en el pene como la fimosis o las fibrosis en los cuerpos cavernosos, que a veces dificultaban la penetración.
También era frecuente recibir consultas por impotencia sexual o por eyaculación precoz, términos que con el correr del tiempo fueron reemplazados por el de disfunción sexual eréctil o eyaculatoria. Pero lo curioso era la respuesta del médico urólogo ante ésta problemática.
Dado que las soluciones para estos individuos no existían, y que los métodos de diagnóstico eran muy rudimentarios, únicamente podíamos actuar sobre las causas que producían las disfunciones, ya sea modificar hábitos como el tabaquismo, alcohol, estrés, sobrepeso, colesterol; cambiar prescripciones médicas que podían ser causas probables (como algunos antihipertensivos y medicamentos para la úlcera gástrica y gastritis, antidepresivos, etc.).
Pasaron los años, la ciencia avanzó, se intercambiaron conocimientos desde la investigación primaria, la mecánica, la ingeniería, la física, la química, la medicina, la farmacología, y poco a poco, se fueron descubriendo los mecanismos intrínsecos de la erección (anatómicos, fisiológicos, bioquímicos, moleculares, hormonales); se perfeccionaron los métodos diagnósticos y se pudo comenzar a dar alguna solución al individuo con disfunción sexual.

9 de abril de 2012

LOS PSICOFÁRMACOS Y EL SEXO

Una de las dependencias que con mayor frecuencia vemos en el consultorio, aunque de naturaleza distinta, es a los psicofármacos y tienen un dato adicional: suelen estar avalados por recetas médicas. No hay que estar en contra del uso de estos medicamentos que han aliviado o solucionado cuadros que antes eran intratables, pero sí hay que desaprobar su uso indiscriminado y sin control médico. Desgraciadamente, tanto en jóvenes como en adultos, hay automedicación de psicofármacos y muchos profesionales dan recetas -o farmacéuticos los venden sin ellas- desconociendo para qué los usan o quiénes los usan. El consumo abusivo y descontrolado de los popularmente conocidos como remedios para los nervios, son causales de impotencia, pérdida del interés sexual en ambos sexos, anorgasmia y dificultad para eyacular. Algo similar ocurre con el alcohol ya que por su toxicidad hepática (que es donde se metabolizan las hormonas) y neurológica, tanto como el daño psicológico y familiar (con actos de violencia y delirios celotípicos) que produce, es un célebre enemigo de la sexualidad.
De lo expuesto surge que lo más temible y destructivo para la sexualidad y la salud en general es el uso de drogas inyectables (anfetaminas, heroína, morfina, incluso cocaína); además de la intoxicación y del alto grado de dependencia que producen, son causales de deterioro y muertes, de contagio de bacterias y virus, dentro de los cuales está el HIV, causa del SIDA.
No sólola sexualidad es la que se pierde con el uso constante de drogas y tóxicos sino la salud en general y la calidad de vida.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...