22 de mayo de 2014

LAS ETAPAS DE LA PAREJA

Según un estudio desarrollarlo por la Universidad de Cornell en Nueva York, existen diversas etapas y
conductas de las parejas que están definidas; sin embargo, es importante saber como reaccionar frente a los cambios y llevar una relación con éxito.
La profesora Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell en Nueva York indicó que los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre 18 y 30 meses.
Hazan entrevistó y estudió a 5 mil personas de 37 culturas diferentes y descubrió que el enamoramiento posee un tiempo de vida lo suficientemente largo para que la pareja se conozca, copule y tenga descendencia.

1.- Enamoramiento (Desde el primer mes hasta los 18 meses)
Esta es una etapa llena de esperanza. Quieren estar todo el tiempo juntos; se sienten unidos, en simbiosis y están extasiados el uno con el otro. La pareja tiene la sensación de afecto mutuo y de reciprocidad. Además, se vive especialmente el deseo y la pasión, con o sin actividad sexual, pero con una intensa fantasía.
No tienen en cuenta las diferencias, sino que se fijan y destacan lo que tienen en común. Una discusión parece el fin del mundo porque no se tiene experiencia de cómo se va a resolver. En esta etapa, en vez de aferrarse, hay que aprender a dejar ir. Las relaciones que tienen éxito aprenden a equilibrar el querer estar próximos y no perder la propia autonomía.

2.- Relación y vinculación (18 meses a 3 años)
Los integrantes de la pareja se muestran afectivos el uno con el otro, pero también empiezan a mostrar su autonomía. La pareja diferencia el “yo-tú” del “nosotros” y se empieza a mostrar más manejable. La relación ya no es tan pasional, sino más compañera; deja de ser tan simbiótica y trasciende el dormitorio. Se puede pasar de crear un vínculo amoroso a vivir juntos o proponerse crear un hogar. Al haberse pasado el apasionamiento significa que aquellos temas que se habían reprimido durante la etapa de fusión, empiezan a resurgir.
El consejo en esta etapa es aprender a mostrar y distinguir la individualidad y diferencias de género para un mejor entendimiento.

3. Convivencia (segundo y tercer año)
El nivel sexual baja, se manifiesta el amor con más compañerismo y el nido o el hogar. Se decora la casa, se hace confortable. Aquí el amor se alimenta con el compañerismo y el apego amoroso. Pueden surgir los problemas por la familiaridad y la rutina y esto puede crear molestias, irritación y enfados. Las discusiones son sobre las funciones domésticas: los roles en la casa. Se producen discusiones y malentendidos porque se presuponen muchas cosas que no son ciertas. También intervienen los familiares políticos, que pueden ser motivos de discusión.
El consejo en esta etapa, es aprender a dialogar y discutir. El discutir enseña la destreza de llegar a acuerdos.

4. Autoafirmación (tercer y cuarto año)
Es el momento de sentirse lo suficientemente seguro para hacer actividades por separado. Si no se tienen en cuenta las necesidades individuales, se crea resentimiento y problemas de identidad de los miembros de la pareja. Hasta aquí la pareja se fijó en las cosas que tenían en común; ahora se empiezan a fijar en las diferencias, pero se tienen que sentir lo suficientemente cómodos para poder hacer actividades independientes. Pueden surgir problemas por las diferencias evolutivas. Si un integrante de la pareja tiene baja autoestima y se apoyaba en el otro, el establecer una identidad separada o paralela le puede asustar.
El consejo en esta etapa: hay que desarrollar la capacidad de compromiso. Si uno de los integrantes tiene baja autoestima, conviene que ponga atención a su desarrollo personal, porque su miedo se puede convertir en una profecía autocumplida. Muchos matrimonios se rompen al cuarto año, parece ser un número que se da en diferentes culturas y países, según un estudio.

5. Colaboración (del quinto al décimo quinto año)
Si la pareja ya se unió para hacer proyectos juntos, como los hijos, y éstos ya empezaron a ser independientes puede ser un momento de mucha fricción. Esto puede ser debido a que los hijos adolescentes causan tensiones o a que cada uno quiere tener un proyecto propio y la pareja se resiente.
En otros casos, puede ser un momento de colaboración, en el que la pareja se une para hacer proyectos en común, como hablar del futuro de los hijos hasta que los hijos se vayan y establecer proyectos juntos.
También pueden surgir problemas debido a la diferente capacidad para evolucionar o desarrollarse como personas, ya que crecen a distintos ritmos. Si hay mala comunicación, un integrante de la pareja se mete demasiado en el proyecto y se olvida del otro. Hay que tener mucho cuidado con la fina línea que separa tener independencia y llevar vidas distantes.
El consejo en esta etapa: si en la primera parte la compatibilidad y las metas comunes eran los ingredientes necesarios, en las etapas posteriores la falta de posesividad es primordial.

6. -Adaptación (del décimo quinto al vigésimo quinto año)
En esta etapa las parejas deben adaptarse a los cambios externos: el alejamiento de los hijos y la llegada de la vejez.
Éste es el momento en que las fantasías o ilusiones de cómo podría ser la pareja se desmoronan y se ve la realidad de frente. Puede ser un momento en que el matrimonio se destruye o se consolida en las nuevas rutinas sin hijos. Es un momento especialmente duro y en el que se cuestionan los valores y los de los demás. Puede haber un resurgir por nuevos intereses, se puede buscar la manera de sentirse útiles, productivos, y de aportar cosas a la sociedad.

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