Este problema, mucho menos frecuente que la eyaculación precoz, se presenta clínicamente como su antítesis. Pese a que resulte difícil que buena parte de los varones lo contemplen como un problema, preocupados como están por su precocidad, entraña mayor trastorno que la eyaculación precoz. El hombre con eyaculación retardada suele presentarse con un componente de malestar mucho mayor que aquel aquejado de eyaculación precoz, y no es infrecuente que llegue a consulta inmerso en un incipiente cuadro depresivo. La eyaculación retardada se manifiesta con diferentes grados de severidad en cada hombre. Algunos sufren percibiendo que necesitan esforzarse para llegar a eyacular, manteniéndose en la duda sobre si lo lograrán en cada ocasión. Para otros ocurre que nunca pueden eyacular con el coito, e incluso ni siquiera ante su pareja, de forma que algunos lo hacen con posterioridad masturbándose. En casos más severos, el hombre llega a afirmar no haber eyaculado nunca o casi nunca. En el varón homosexual puede manifestarse desde retardo para eyacular en el coito anal u oral, hasta imposibilidad de eyacular con la pareja, con independencia del tipo de interacción sexual mantenida.
Así como en la eyaculación precoz al inicio de la entrevista centramos nuestra atención en determinar la existencia o no de verdadera eyaculación precoz, en la entrevista por eyaculación retardada el diagnóstico suele ser fácil e inmediato. La distinción entre etiología orgánica o psicógena del retardo eyaculatorio se demorará más. Si el retardo es situacional, es decir, no se presenta en todas las ocasiones en que el sujeto eyacula en sus relaciones sexuales o, cosa muy frecuente, no tiene ningún problema cuando se masturba, podemos descartar absolutamente las causas médicas, puesto que obedece a razones psicológicas.
La eyaculación retardada aparece tras un periodo de normalidad eyaculatoria. En general es debido a:
- Efectos adversos de fármacos que pueden devenir del tratamiento del problema inverso (la eyaculación precoz). Es el caso de psicofármacos; depresores centrales, como el alcohol; alfa-bloqueantes hipotensores; antiandrógenos.
- Lesiones neurológicas: Lesiones medulares (tumores, traumatismos, esclerosis múltiple...), intervenciones tales como la simpatectomía lumbar; neuropatías consecuentes a alcoholismo, diabetes, uremia...
El retardo eyaculatorio suele ser primario, es decir, el perfil más frecuente es el de un joven, con rasgos obsesivos de personalidad, que desde siempre ha venido experimentando el retraso o imposibilidad de eyacular durante el coito o ante cualquier forma de interacción sexual. Entre las causas psicológicas que llevan a la eyaculación retardada encontramos mecanismos conductuales como la auto-observación obsesiva o la atención desmesurada sobre la pareja sexual; factores relacionales como la ambivalencia hacia la pareja, y quizá frente a las mujeres en general, o causas psicológicas más profundas como miedo a la intimidad, temor al compromiso o conflicto con la orientación del deseo sexual, es decir, conflicto de aceptación de la homosexualidad.
El tratamiento depende de la severidad del cuadro. Cuando la inhibición orgásmica no es muy severa y cursa con eventuales retardos eyaculatorios, pero finalmente el sujeto suele eyacular o lo hace con posterioridad a solas, suele ser suficiente aplicar una desensibilización sistemática en vivo. Consiste en establecer con el hombre una jerarquía de situaciones, desde la menos ansiógena hasta la más temida, por lo general la eyaculación intravaginal. Para ello, por ejemplo, se le propone al hombre que de manera paulatina vaya teniendo relaciones sexuales en las que irá eyaculando cada vez más próximo a su pareja: en la misma casa, en la misma habitación, en contacto físico con ella, que sea ella quien lo masturbe hasta verificar que ya está listo para experimentar el coito sin presentar niveles de ansiedad paralizantes.
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