
El/la adolescente se encuentra dentro de un mar de ambigüedad, de contradicciones. Se puede incidir en esas contradicciones intentando mostar que la vida abre muchas posibilidades, procurando hacer ver el término positivo de cada contradicción. Podemos trabajar por que sean "personas con ganas de comerse el mundo", antes que renqueantes seres amorfos que se debaten entre la depresión, la frustración, la anorexia y otras hierbas.
El adolescente ahela y duele, por una parte desea la libertad y autonomíadel adulto, y por otra añora la irresponsabilidad de la infancia. Se resiste a abandonar la placidez y la visión lúdica del mundo infantil que deja atrás y, al mismo tiempo, tiene prisa por arrumbar con todo ello y ser tratado como un adulto. Se pueden crear estrategias para que el alumno llegue a darse cuenta de que la vida es "un toma y daca": en la medida en que vaya mostrando responsabilidades, irá conquistando libertades.
Más que discursos hay que proponer actividades que faciliten que los chicos y chicas se pongan a prueba, frente a sí mismos y frente a los demás. Nada es más provechoso que concitar el diálogo entre ellos. El profesor es más bien un facilitador de la reflexión del alumno y de su interacción con los demás.
Fuente: educacionsexual.org
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