4 de julio de 2011

LA AFECTIVIDAD Y LA AUTOESTIMA EN LA PUBERTAD

Es interesante tratar también el cambio afectivo que se produce a partir de la pubertad.

El niño que privilegiaba su afectividad en la relación vertical, con los padres y los adultos en general, tiende ahora a la horizontalidad de las relaciones con compañeros y amigos. Se puede incidir en ello por caminos oblicuos, fomentando la asertividad y las habilidades sociales, en general. Se puede trabajar la autoestima y la aceptación del propio cuerpo. Evitando el discurso directo y magisterial sobre estas cuestiones que, por razones obvias, es rechazado.
Se puede hacer un trabajo sobre las diferentes relaciones sociales: Compañerismo, amistad, fraternidad, enamoramiento,... Que profundicen en la especificidad de cada relación. Resulta especialmente interesante el tratar la amistad. De todos modos interesa por encima de todo tratar el componente afectivo de las relaciones, y la repercusión de la afectividad en todo lo demás (en el desarrollo de la personalidad, en la cohesión del grupo,...).
Este trabajo debe de ir recalando en el enamoramiento: ¿Qué es lo que me pasa cuando me enamoro? Existen muchas maneras de abordar el asunto, tanto desde su propia realidad o la de su ambiente, como desde la proyección que esa pasión humana ha tenido en el arte y en las letras. Suele ser especialmente productivo el enlazar lo uno con lo otro. Muchas veces, en materias como Literatura, trabajan el tema del enamoramiento, de forma descontextualizada de sus vidas... Aquí tenemos una oportunidad de trabajar esos temas remontándonos desde lo que es más vivencial para los chichos y chicas de esa edad. Podemos trabajar también sobre y con producciones culturales más cercanas a ellos: Música, cine, TV,...
Se pueden desarrollar actividades de tipo más práctico, que a veces englobamos bajo un título risible y a la vez sugerente: "Taller de ligue". Se trata de desarrollar actividades que ayudan a tomar conciencia de las propias posibilidades o a perder complejos que bloquean a muchos. No se trata en absoluto de dar recetas, y mucho menos infalibles. Pero sí de darse cuenta de que existe algo llamado lenguaje no verbal, que no nos querrán si no nos queremos un poquito, que ligar no es agredir, pero sí que es tomar iniciativas, que ligar es comunicarse y crear interés y confianza, etc. En suma, que se liga cuando uno/a menos se lo espera, pero que hay que estar abierto a ello. También hay que estar abierto a la posibilidad de la frustración amorosa y presentarla como la otra cara de la moneda, sacando aquello tan viejo pero tan cierto de que el tiempo es la mejor terapia (para el desamor) y el inexorable diluyente (para el amor)

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