Según numerosos estudios sobre el determinismo biológico, los seres humanos, al igual que cualquier animal irracional, nos sentimos atraídos por los rasgos genéticos de los sujetos más fértiles, con buenos genes y un sistema inmune fuerte. A la hora de la verdad el cerebro juega un papel muy importante que puede determinar ese instinto, sobre todo los lazos afectivos con personas importantes en nuestra vida, la experiencia, pueden hacer buscar en un hombre a una mujer a un segundo padre, tanto a nivel emotivo como físico. Está claro que todas las condiciones del atractivo de las mujeres hacia los hombres no se van a dar a la vez. Por eso luego entran en juego las preferencias emotivas y de personalidad.
Nuestros cerebros están diseñados para reconocer los rasgos destacados que según hemos aprendido a lo largo de nuestra trayectoria más nos convienen. Alguna vez te has preguntado ¿Por qué siempre acabo con el mismo tipo de persona? Efectivamente, es verdad. Lo que las mujeres interpretan como atractivo, en realidad está marcado por preferencias biológicas unidas a las tendencias de la sociedad vigente.
1.Olor corporal: El olor juega un papel importante a la hora de atraer al sexo opuesto. El instinto nos hace sentirnos atraídos por las feromonas, como bien hemos aprendido con los perfumes con feromonas Phiero, pero más allá de este tema, las personas identifican ciertos olores corporales como desagradables, lo que se asocia a aspectos indeseables de una persona. Igual que agradables, cuando apelan a un recuerdo escondido en nuestro subconsciente, el olor de nuestros padres, de la infancia u olores que nos gustan en general.
2.Los ojos: Cierto es que la mayoría de las mujeres afirma que en lo primero que se fijan es en la mirada, pero lejos de ser mentira, lo que de verdad llama la atención es la zona blanca de los ojos, ya que este muestra el estado de salud general. Cuando una persona no tiene la zona suficientemente blanquecina produce un efecto de tristeza y resultan menos atractiva. Cuando se habla de mirada hablamos también de la flexión de los párpados, con lo que hablamos de la zona blanquecina visible. De ahí que las miradas penetrantes sean atractivas, no da espacio a la zona blanquecina. El color es una preferencia, y cada iris tiene vetas coloreadas particulares que son perceptibles cuando empieza el contacto visual de complicidad, no en el primer momento de atracción.
3.Rasgos faciales marcados: Estos rasgos están relacionados con la fuerza del sistema inmune, y la aparente fuerza física, lo que produce que dé impresión de mayor calidad genética y una buena salud.
4.Simetría: Detrás de las caras simétricas suele haber mejores genes y es un símbolo de belleza fundamental. Además, las personas con esta característica son sexualmente activas a una edad más temprana. Más aun, cuando las personas estamos ebrias, perdemos la noción de la simetría, lo que produce que las gente nos parezca más atractiva. Por otro lado, la carencia de ella también es un signo atractivo, ya que llama la atención y resulta interesante de analizar y recordar inconscientemente.
5.Sonrisa: Es el elemento más complicado de todos, porque incluye la dentadura y la zona de la boca. La propia curvatura de los dientes o su regularidad y su color puede ser suficiente para desconcertar a una mujer. Apelando a la simetría, las sonrisas irregulares llaman la atención y dan un toque seductor; por otro lado las sonrisas amplias dan sensación de sinceridad y confianza.
6.Una piel brillante y bronceada: La piel es también importante para considerar a un hombre atractivo. Una piel sana indica la salud del hombre, lo que garantiza una descendencia más saludable.
7.Espalda: Una espalda amplia y fuerte da sensación de seguridad y es un arma del erotismo. Por eso, las chaquetas de caballero realzan la espalda, y las camisetas de algodón sientan tan bien a los afortunados que tengan esta espalda, o al menos, la trabajen.
8.Altura: Por lo general, las mujeres se sienten atraídas por hombres más altos que ellas; que además suelen ser más esbeltos. Se recurre otra vez a la fuerza, al instinto de conservación y protección.
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