demostrar la relación entre las respuestas cerebrales y los estímulos sexuales. Ya en la década de los 80, se hizo famosa en Nueva York Barbara Carrellas, debido a que desarrolló una técnica de autoestimulación que le permitía practicar sexo mental. En su trabajo influyó mucho la reacción a la plaga del sida y la consiguiente búsqueda de formas seguras de placer sexual.
Su técnica se centra en lo que ella denomina respiración y energía orgásmica. Los ejercicios se realizan vestidos y carecen de estimulación genital directa, por lo que los usuarios que acuden a sus talleres no tienen que preocuparse por desnudarse ante los demás ni sentirse violentos por la idea de realizar tocamientos.
Su práctica se concentra en la respiración, en cómo la energía se crea y se expande en el estómago. Una vez concentradas la energía y la respiración en este punto, Carrellas recomienda comenzar a mecer las caderas arriba y abajo, al compás de la respiración, dejando que el cuerpo fluya y se siga moviendo al ritmo respiratorio. La mente se evade y, según Carrellas, los usuarios comienzan a sentir sensaciones similares a las del clímax.
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