La gonorrea forma parte del grupo de enfermedades de transmisión sexual (ETS), pues es una infección causada por la bacteria neisseria gonorrhoeae que se adquiere al mantener relaciones sexuales con una persona infectada. Esta bacteria anida en zonas húmedas y cálidas del cuerpo (área genital, uretra, ano, boca, uretra, aparato reproductor femenino e incluso los ojos).
En la mayoría de los casos la gonorrea se adquiere por prácticas de riesgo sin la debida protección del preservativo: tener varias parejas sexuales, practicar el sexo con alguien que se acaba de conocer o que la pareja sea una persona con antecedentes que ya ha tenido alguna ETS. No obstante el consumo excesivo de alcohol y drogas puede favorecer la infección.
Los primeros síntomas se producen entre 2 y cinco días después de haber contraído la infección y varían en función del sexo:
• Hombres: sensación de ardor o dolor en el momento de orinar; incremento de la micción; aparición de secreciones en el pene de color blanco, amarillento o ligeramente verdoso; inflamación y aumento de la sensibilidad de los testículos; y dolor de garganta.
• Mujeres: aumento del flujo vaginal, sensación de ardor o dolor al orinar, aumento de la micción, dolor durante las relaciones sexuales, dolor intenso en la parte inferior del abdomen, fiebre y dolor de garganta.
El tratamiento de la gonorrea se realiza con antibióticos. Pero es muy importante que en el momento del diagnóstico se tomen medidas inmediatas para evitar que otras personas puedan contagiarse. Es necesario informar a la/las parejas sexuales con una doble finalidad: que eviten mantener relaciones sexuales con otras personas y que se realicen las pruebas de detección de la bacteria que la causa para someterse a tratamiento en el caso de que el resultado sea positivo.
Será necesaria una consulta de control con el médico a los siete días de haber iniciado el tratamiento.
Es importante realizar una visita de control a los 7 días después del tratamiento, para asegurarse de que la infección ha desaparecido y no se ha trasladado ala sangre, en cuyo caso aparecerán otros síntomas: dolor articular, sarpullido en la piel o dolor pélvico de mayor intensidad.
Si se sufre gonorrea es conveniente que se realicen también pruebas de detección de otros agentes infecciosos que causan enfermedades de transmisión sexual.