Es imposible cuestionarse el hecho de que las nuevas tecnologías han revolucionado el mundo. Una de estas, Internet, ha conseguido transformar hasta los sentimientos. Y no será difícil llegar a la conclusión de que el amor, sentimiento por excelencia, también ha cambiado.
Hay diversas razones por lo que muchos utilizan este recurso, quizás es un mundo más amplio y con más oportunidades, tú puedes elegir de que país quieres que sea tu pareja, que edad tenga, su forma de ser, y muchas cosas que directamente, es decir en persona, no tenemos dicha oportunidad, así que muchos han elegido enamorarse por Internet. Los que no han tenido la oportunidad quizás exclamarán como rayos, ¡voy a enamorarme de una persona que aún ni siquiera he visto!, pero muchos prefieren así, conocen, hablan, se envían fotos, se conocen por cámara y tarde o temprano muestran un interés en conocerse directamente.
Cuando hablas con una persona que aún no has visto, todo se convierte en un amor semi-indirecto, es decir, que te enamoras pero todavía no has tratado con alguien frente a frente. Aunque no debemos confiarnos, porque muchas personas se dedican a pasar el tiempo engañando a los demás haciéndose pasar por quienes no son.
Algo que hay que tener en cuenta es que el amor no solo se consigue por Internet, además podemos usarlo para muchas cosas que nos beneficien, y lo digo porque hay muchos que solo lo utilizan para buscar pareja, y cuando tienen la oportunidad de enamorarse personalmente, deciden esconderse y no saben controlar la situación, se les oscurecen las ideas y esto hace que se vuelvan adictos al amor virtual.
Lo más importante es recordar que debemos aprender a desenvolvernos en todas las situaciones, porque Internet no debe ser el único medio que utilicemos para relacionarnos con los demás, y menos para enamorarnos. La magia está en mirar de cerca, en sentir la piel y el aliento, en utilizar todos nuestros sentidos.
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