El término parafilia ha dejado de definir las prácticas sexuales que se separan de la "normalidad" para referirse a las que, por sus connotaciones conflictivas, suponen un problema para quien las practica o para quien las sufre. La clasificación que más éxito ha tenido es la que, por su contenido, divide a las parafilias en cinco sectores:
1) por distorsiones de la conducta de galanteo.
Ejemplos: exhibicionismo (conseguir la excitación a través de la exhibición los genitales en público), frottismo (conseguir la excitación a través del frotamiento de los genitales de un desconocido en un espacio público).
2) por el contenido agresivo.
Ejemplos: sadismo (conseguir la excitación infligiendo dolor a la pareja), simforofilia (lograr la excitación a través de catástrofes o situaciones traumáticas, como un accidente de coche), hipoxifilia (excitación a través de la falta de aire producida por estrangulamiento).
3) tipo fetichista.
Vehicular todo el imaginario sexual a través de un objeto mitificado, como las botas, un tipo de ropa, los objetos punzantes, etc.
4) desarreglos en la elección de la pareja.
Ejemplos: paidofilia (lograr la excitación sólo a través de una relación sexual con niños), necrofilia (atracción sexual incontenible hacia los cadáveres).
5) cambios en la propia imagen sexual.
Ejemplos: travestismo (necesidad de vestirse como el otro sexo durante el acto sexual), infantilismo (adoptar la actitud y la imagen de un niño durante la relación sexual).
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