1.Evita pensamientos destructivos que hacen que el problema de los celos se agrave e intenta sustituirlos por otros de seguridad y confianza que ayuden a frenarlos. Esfuérzate en ser objetivo y aprende a diferenciar lo que son hechos reales de lo que puede estar manipulando tu imaginación. Esto no es otra cosa que tomar verdadera conciencia del problema e intentar hacer algo al respecto.
2.Procura ser más tolerante y dejarle su espacio a tu pareja: evita ese impulso irrefrenable que te lleva a estar en todo momento controlando y preguntándole sobre lo que hace y con quien. De esta forma lo único que vas a conseguir es que se sienta cada vez más agobiada y atosigada.
3.Comenta lo que te ocurre a algún amigo de confianza y pídele consejo. No olvides que ocultar el sufrimiento y negarlo hace que se potencie cada vez más. Los consejos y puntos de vista de otras personas ayudan a analizar lo que nos ocurre de forma objetiva y a encontrar soluciones que tal vez no se nos habían ocurrido.
4.Reflexiona sobre lo que te ocurre e intenta aclarar tus ideas. Esto te ayudará a exponer tus sentimientos con sinceridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc. Y una vez detectado el problema procura poner todos los medios a tu alcance para solucionarlos.
5.Evita utilizar amenazas, habla claramente de lo que te ocurre, no te ciegues con la rabia e intenta buscar soluciones al problema.
6.Evita culpabilizar a alguien de lo que te ocurre. Procura ser responsable de lo que sientes y no olvides que tus actos dependen de ti, y eres la única persona que puede cambiar tu conducta ante lo que estas sintiendo.
7.Evita ser trágico a la hora de asumir los celos: esfuérzate en apreciarlos como síntoma de amor verdadero y prevenirlos cuando se descontrolan y vuelven dañinos. Sin embargo, si aprendemos a controlar estos impulsos, los celos nos pueden ayudar a apreciar y valorar a la persona que tenemos al lado y a cuidar el amor del otro sin darlo siempre por supuesto. En algunos casos, cuando los celos son muy frecuentes, intensos y duraderos y surgen sin ningún motivo, se vuelven patológicos. Esto produce un sufrimiento intenso en quien los sufre, y en muchas ocasiones se aconseja acudir a un profesional especializado en terapia de pareja.
Fuente: tnrelaciones.com
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