Si una persona pasa por una etapa de escaso interés por el sexo, la cual se vive como preocupante e insatisfactoria, o es la propia pareja la que considera que en su relación existe este problema, se deberían analizar las posibles causas.
-Primero, descartar cualquier causa orgánica o médica: presencia de los síndromes de Klinefelter o Turner (enfermedades congénitas por cromosomas sexuales anormales), anemia, anorexia nerviosa, cardiopatías, tumores, consumo de drogas, ingestión de determinados fármacos (como antiandrógenos, antihipertensivos, cualquier fármaco que realiza un efecto sobre la consciencia o la conducta del individuo-psicotropo-), etc.
-Comprobar si existe alguna disfunción sexual, como la disfunción eréctil o problemas de eyaculación en el hombre, o problemas de excitación o anorgasmia de la mujer.
-Presencia de causas psicológicas personales: falta de interés en el sexo por pasadas experiencias negativas, orientación sexual no definida o no autoaceptada, presencia de alteraciones psicológicas (como la depresión), falta de aprendizaje de las conductas sexuales como experiencias agradables.
-Posibles causas debidas al tipo de relación de pareja: falta de comunicación entre ambos miembros, diferencias en la forma de entender la relación sexual, cambios físicos, psicológicos o estéticos en uno de los miembros de la pareja que inhiban al otro, tener patrones de comportamiento sexual rígidos y/o monótonos, uso de la conducta sexual como elemento de control del otro...
¿Cómo recuperar el interés por el sexo?. En primer lugar analizar si el origen de esta falta de interés está en alguna de las causas orgánicas o en una posible disfunción sexual, y realizar el oportuno tratamiento médico o psicológico. Si el problema es una afección psicológica individual, explorarla y ver posibles soluciones, considerando la oportunidad de una terapia psicológica.
En el caso de que el problema esté en la relación de pareja, poner especial atención en los siguientes aspectos:
-Comprobar que se comparte la misma idea de la sexualidad como una experiencia común y gratificante.
-Mejorar los niveles de comunicación entre los miembros de la pareja, hablar de los gustos de cada uno, de los problemas mutuos, de las expectativas ante la sexualidad.
-Tener una actitud abierta al cambio de comportamiento propio, estar dispuesto a poner en práctica nuevas formas de relacionarse, poner especial atención a los gustos y formas de responder del otro, ser receptivo a sus necesidades...
-Asumir, cuando los haya, que los problemas sexuales de la pareja son responsabilidad de los dos y no es sólo el problema de uno de ellos.
Y si los esfuerzos personales o de ambos, no mejoran la percepción del deseo sexual como normal y satisfactorio, solicitar la ayuda de un profesional de la psicología.