1.Prepara el espacio físico: Para el sexo tántrico hay que preparar el dormitorio o cualquier espacio que vayáis a usar para el sexo con una superficie acolchada y cómoda. Sirven muchos cojines y también muchas velas para iluminar el ambiente espacial, aunque no velas perfumadas porque desviarían nuestros sentidos. Si quieres usar algún aroma o fragancia, mejor un aceite esencial muy suave en agua (lavanda o espliego, por ejemplo). En cualquier caso, la luz debe ser muy suave y tenue.
Ten preparado un vaso de agua o una copa de vino. Así tu y tu pareja podréis disfrutar de la bebida en pequeños sorbos durante toda la sesión. También se pueden preparar cosas ligeras para picar y repostar energía. Pero recuerda: cualquier cosa que utilicéis para el escenario perfecto os tiene que gustar a los dos.
2.Prepárate mental, física y emocionalmente: Acércate a la experiencia con la mente y el corazón abiertos. Si algo del ambiente que has creado y que te rodea te hace sentirte incómoda, quítalo, aunque trata de explorar antes en tu interior el porqué te incomoda. Durante la sesión de sexo, sed imaginativos y creativos y abriros a la curiosidad de explorar nuevas formas de placentera interactuación entre la pareja.
Antes de empezar date una ducha, sola o con tu pareja, pero durante la misma no tengas o tengáis ningún tipo de avance o toque sexual. Se trata de estar simplemente en la ducha y relajar los músculos y la mente lo máximo posible.
Después vístete de forma cómoda, sin limitaciones y, sobre todo, con ropa que no someta a presión ninguna parte del cuerpo. Por ejemplo, ropa interior pero no ceñida y una ligera camisa o camiseta. También se puede practicar el sexo tántrico desnudo, si se prefiere. Sin embargo, el sexo tántrico se basa en incrementar poco a poco la energía sexual, por lo que ayuda mucho empezar vestidos.
3.Comenzad el proceso de acumulación de energía sexual, el Tantra propiamente dicho. Después de relajaros, ya sea con ejercicios de relajación o con una ducha, sentaos uno enfrente del otro y poneos cómodos. Os podéis sentar con las piernas cruzadas o cruzar las vuestras con las de vuestra pareja, de tal modo que las energías procedentes de vuestras zonas erógenas se acerquen lo máximo posible en esta fase inicial. También podéis probar la postura Yab-Yum: el hombre se sienta con las piernas cruzadas (posición hindú) mientras que la mujer se sienta sobre sus piernas y de cara a él.
Hay que mirarse a los ojos fija y continuadamente, pues para el Tantra los ojos son las ventanas del alma. Quizás os sintáis incómodos al principio e incluso os entre la risa las primeras veces. Pero hacedlo siempre hasta que os sintáis cómodos y muy relajados (es cuestión de práctica). No hay una descripción del tiempo durante el cual hay que hacer esto, depende de cada pareja. El momento en el que os sintáis cómodos y relajados indica que se ha establecido la conexión tántrica, que es precisamente la meta, el tipo de conexión espiritual entre la pareja que se precisa para disfrutar del sexo tántrico. No olvides que es muy importante mantener este tipo de conexión visual durante el sexo.
4. Seguid éstos pasos y por este orden:
- Respirad (inhalad y exhalad) juntos y a la vez. Bajad el ritmo de las inhalaciones y exhalaciones hasta sincronizarlas, siempre mirándoos fijamente a los ojos. Si quieres, puedes colocar tu mano sobre el pecho de tu pareja para sentir aún más su respiración.
- Una vez que estéis respirando de forma sincronizada y estéis del todo conectados, también visualmente, comenzad a deciros cosas que
refuercen esa conexión espiritual. Por ejemplo “lo que me gusta de ti es…” o “me gusta mucho cuando haces….” Sed totalmente sinceros con lo que decís, no os inventéis ni finjáis nada. Y, sobre todo, decidlo sin miedo a la reacción del otro. Compartid estos sentimientos alternativamente.
- Comienza a deslizar suave y lentamente las puntas de tus dedos por el cuerpo de tu pareja para despertar sus sentidos corporales e incrementar sus sensaciones ¡Siempre sin dejar de mirarse fijamente los ojos! Comienza a excitar suavemente a tu pareja pasando tus dedos cerca de sus genitales y pecho, pero sin tocarlos directamente.
- Si os habéis colocado desde el principio en la postura Yab-Yum, abrazaos ahora y sentid vuestra respiración sincronizada más de cerca.
- Practicad los besos tántricos, “con los labios ligeramente abiertos tocándose, inhalado y exhalado mutuamente, compartiendo el mismo aire”.
- Dad a vuestros cuerpos un masaje tántrico. Para ello tu pareja se tendrá que echar cara abajo. Comenzad a dar un masaje suavesexo tantrico 2 durante unos minutos, pero no a zonas erógenas del cuerpo de vuestra pareja para proceder después con las zonas erógenas.
Puedes empezar con un masaje de mano solamente para luego utilizar alguna cosa o instrumento de ayuda, tales como plumas, aceites o cremas. Tras este masaje ponte tú en postura (cara abajo) y que tu pareja te practique el mismo masaje a ti.
Un masaje tántrico no tiene una finalidad de excitación y estimulación sexual, así que nunca se debe intentar o pretender que la pareja masajeada llegue al orgasmo con él.
- El punto final puede ser el coito, aunque no necesariamente. La alternativa puede ser también echarse de espaldas el uno junto al otro para sentir juntos la máxima relajación. El coito no es en lo que centra el sexo tántrico como finalidad última y exclusiva y eso es precisamente lo que lo diferencia del sexo tal y como lo entendemos normalmente. En el sexo tántrico, el coito es uno de los finales posibles, a decidir por la pareja.
- Si os decidís por el coito, hacedlo lentamente y en posiciones que aseguren y refuercen esa interconexión de sentidos que habéis alcanzado como pareja y nunca perdáis el contacto visual.
Y lo más importante de todo del coito tántrico: no os dejéis llevar, es decir, no perdáis el control o la consciencia de lo que estáis haciendo. Controla la energía sexual acumulada para que emerja poco a poco.
Se pueden explorar estos aspectos del sexo tántrico todo el tiempo que se quiera y las veces que se desee hasta alcanzar la máxima perfección posible. No hay límites de tiempo, ni para el acto en sí, ni para aprender. Se trata, en el fondo, de explorarse sí mismo y a tu pareja, y de alcanzar cotas de máximo placer a través de todos nuestros sentidos.
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