Aproximadamente un 50% de la población sexualmente activa está infectada por alguno de los más de cien tipos diferentes que se conocen del virus del papiloma humano (VPH). La mayoría de ellos se consideran inofensivos aunque unos 30 de ellos se asocian a un mayor riesgo de sufrir un cáncer, especialmente de cuello de útero, vulva, vagina y ano. La infección por VPH se considera una enfermedad de transmisión sexual (ETS), por lo que los factores de riesgo se centran en las relaciones sexuales sin protección y con diferentes parejas.
La infección por VPH no suele causar síntomas. No obstante, los diferentes tipos de este virus se clasifican en dos grandes grupos: de bajo riesgo, cuya manifestación clínica más importante es la aparición de verrugas genitales que se pueden tratar y eliminar; y de alto riesgo, que pueden ocasionar cambios celulares y, por tanto, se relacionan con un mayor riesgo de sufrir un cáncer genital si no se trata adecuadamente la infección.
En la actualidad existen dos vacunas frente al VPH que en España se administra a las niñas de 14 años y que, según los ensayos clínicos realizados, permiten evitar hasta el 70% de los casos de cáncer de cuello de útero, pues únicamente incluyen los tipos 16 y 18 del VPH, considerados como los de más alto riesgo.
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