25 de agosto de 2014

LA SEQUEDAD VAGINAL

Después del parto, debido a los cambios hormonales y a que la mujer puede tener miedo a la penetración, puede ser necesario y conveniente el uso de lubricantes y geles vaginales. En el caso del uso de lubricantes, se deben tener las siguientes consideraciones: es preferible usar lubricantes de base hídrica o solubles en agua. Los lubricantes que no se disuelven en agua proceden del petróleo: fundamentalmente se trata de la vaselina u otros aceites minerales. Éstos, puesto que no se disuelven en agua, se adhieren a la mucosa vaginal y pueden facilitar el desarrollo de gérmenes y disfrazar las infecciones hasta que estén demasiado avanzadas. Es conveniente que tenga un pH ligeramente ácido, que no supere el 5.0, similar al habitual de la vagina y que le permite la mejor defensa frente a infecciones o desequilibrios en la flora bacteriana vaginal. Es preferible un gel ligero, de fácil aplicación. Hay menor riesgo de posible irritación vaginal cuando el lubricante carece de sustancias que le confieran sabor, olor o color. Mejor si su efecto lubricante es de larga duración, eso facilita la espontaneidad en el encuentro sexual porque no se necesita estar pendiente del momento de su aplicación previa al coito. Por último, permite que el lubricante sea fácil de eliminar con el lavado, cosa que también ocurre cuanto más solubles en agua son. Los geles de isoflavonas actúan como una crema hidratante y suavizante, las cápsulas de aceite de onagra y las vitaminas A y E también mejoran el estado de la piel de todo el cuerpo y las mucosas, con lo que pueden favorece la recuperación del tejido.

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