Alberto Ruiz-Gallardón se ha quedado bastante solo en la defensa del texto. Tiene el apoyo expreso, eso sí, de los dirigentes más conservadores, como Ana Botella, Jaime Mayor o Jorge Fernández, que han expresado públicamente su satisfacción. El ministro parece dispuesto a dar las batallas que sean necesarias —y el PSOE intentará forzarle a dar muchas en el Congreso— sea o no en soledad. Pero la batalla sorda en el Gobierno está bastante clara. Oficialmente, todos los ministros están obligados a apoyar la ley porque las decisiones del Ejecutivo son solidarias. Además, se les mandó a todos unos días antes de aprobarse.
Pero Gallardón está tratando, de forma discreta, de romper la idea, muy instalada, de que esta ley es una cosa suya en la que no tienen nada que ver ni Rajoy ni Sáenz de Santamaría. De hecho, el ministro, en el debate más importante que ha tenido, el que libró internamente en el Comité Ejecutivo del PP el 8 de enero, trató de arrastrar con él al presidente y a la vicepresidenta, al recordar que esta norma está inspirada en el recurso de inconstitucionalidad contra la ley del PSOE de 2010 que no firmó él, que no era diputado, pero sí Rajoy y Sáenz de Santamaría. Y en ese recurso se pedía la eliminación del aborto por malformación y se lo comparaba a las leyes nazis de la selección de la raza. La batalla de la ley del aborto se libra, pues, no solo en la opinión pública, sino sobre todo dentro del PP y del Gobierno. Nadie le ve un buen final ni una salida clara.
Pero Gallardón está tratando, de forma discreta, de romper la idea, muy instalada, de que esta ley es una cosa suya en la que no tienen nada que ver ni Rajoy ni Sáenz de Santamaría. De hecho, el ministro, en el debate más importante que ha tenido, el que libró internamente en el Comité Ejecutivo del PP el 8 de enero, trató de arrastrar con él al presidente y a la vicepresidenta, al recordar que esta norma está inspirada en el recurso de inconstitucionalidad contra la ley del PSOE de 2010 que no firmó él, que no era diputado, pero sí Rajoy y Sáenz de Santamaría. Y en ese recurso se pedía la eliminación del aborto por malformación y se lo comparaba a las leyes nazis de la selección de la raza. La batalla de la ley del aborto se libra, pues, no solo en la opinión pública, sino sobre todo dentro del PP y del Gobierno. Nadie le ve un buen final ni una salida clara.
Fuente: www.elpais.com
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