
Es una causa alta de problemas sexuales. Los sufren uno de cada cuatro enfermos, con indiferencia del sexo. Se ve afectada la fase de excitación y aparecen dificultades en la lubricación vaginal y disfunción eréctil. También son frecuentes trastornos en el orgasmo, sobre todo en la mujer. La hipertensión lesiona el sistema circulatorio y además se ha comprobado que algunos de los medicamentos que se emplean para su tratamiento repercuten de manera negativa sobre la erección, tal es el caso de los betabloqueantes, los sedantes y los diuréticos.
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