17 de diciembre de 2012

HISTORIA DEL AFRODISÍACO (II)

A partir del Renacimiento comienza a predominar el conocimiento científico en la mente humana, separándose más nítidamente la medicina de la religión, de la magia y de la brujería. Investigaciones posteriores apoyadas por la bioquímica y la farmacología comenzaron a aclarar y dar valor científico a ciertas observaciones del conocimiento popular, dando lugar a la aparición y permanencia, de una amplia gama de medicamentos, algunos usados hasta hoy. Sin embargo, desde el punto de vista científico el tema todavía sigue dando que hablar. Científicamente, un afrodisíaco debería ser un medicamento que provocase aumento del deseo y desempeño sexual, que sea seguro, sin efectos colaterales, selectivo, es decir actuando sólo sobre el deseo y el desempeño sexual, y cuyo efecto esté relacionado con la dosis empleada.
En realidad se discute si el efecto real de lo que se denomina afrodisiaco es en algo superior al de un placebo, es decir el efecto producido si se le da a una persona un simple comprimido de almidón o cualquier otra sustancia sin efecto farmacológico alguno, convenciéndola de que se trata de un medicamento y dejando actuar a su autosugestión.
Mucho se ha hablado del efecto psicotrópico de muchas drogas, y en especial, del efecto que sobre la sensibilidad sexual tienen muchas de ellas. Los investigadores coinciden en afirmar que en la mayoría de los casos los efectos se dan más en los niveles de sensibilización, de recepción, del estímulo, de la intensificación del deseo; pero en muy pocos casos en la eficiencia de la respuesta sexual.

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